RETRATO DE LISI QUE TRAÍA EN UNA SORTIJA

En breve cárcel traigo aprisionado,
Con toda su familia de oro ardiente,
El cerco de la luz resplandeciente,
Y grande imperio del Amor cerrado.

Traigo el campo que pacen estrellado
Las Fieras altas de la piel luciente;
Y a escondidas del Cielo y del Oriente,
Día de luz y parto mejorado.

Traigo todas las Indias en mi mano,
Perlas que en un diamante por rubíes,
Pronuncian con desdén sonoro hielo,

Y razonan tal vez fuego tirano
Relámpagos de risa carmesíes,
Auroras, gala y presunción del Cielo.

Francisco de Quevedo y Villegas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *