Invado tu mundo cautelosa,
quedo contigo suspendida en el aire,
me aferro a tus manos y vuelvo a tu lado;
surcamos el cielo, rasgamos las nubes,
y al final, guardas mi rostro en el pincel
y mi cuerpo queda impreso en el papel.
Invades mi mundo sigiloso,
te adueñas de mi mano,
guías mis movimientos
y das sentido a las palabras;
te dibujo con frases,
te deslizas en mi mente dejando
huellas de tinta en mi cuaderno
y escuchando tu risa concluye un párrafo.
De tu cuerpo y mi piel quedaron
mensajes escritos en el firmamento,
de tus besos y mis labios
se grabaron los signos en el aire;
tu sudor y mi aroma quedaron
impregnados en el cielo,
listos a caer
como saladas gotas en la tierra;
con tus caricias y mis manos
formamos nuestras siluetas
en el firmamento;
fueron tus miradas y mis ojos
lo que dio brillo a las estrellas
y de tu risa y mi voz nació
el dulce canto de las olas.
Para liberarte no precisas levantar el vuelo,
para sentirme libre no necesito olvidarte;
tuya y mía es la libertad,
no se han de unir jamás nuestros mundos,
mas si entiendes lo que digo,
tuya será mi paz completa,
tu soledad quedará conmigo,
desaparecerán dudas y temores
y jamás, te juro, habrá otra cosa alguna que lamentar,
permaneceré por siempre en tu memoria
y de ti, quedaré hasta el fin de tus recuerdos llena.
Ana Lucía Gutiérrez Zamora Ortiz