Al pie del magnolio del patio de mi casa,
que mi padre sembrara hace 20 años,
cuántas horas he pasado platicando con sus flores,
de cuántos secretos míos fue depositario.
Conoció el momento cuando la mujer se hizo presente,
aquel día que siendo niña, sentí como el magnolioya floreaba,
cuántas ideas y cuántas emociones de desearme poseída
enamorada del amor, que en esos momentos me cautivaba.
Y pasaron cinco años, la niña creció, mujer sehizo,
vino la juventud, llegó el deseo,
y pensando estar enamorada,
entregó al amor,
(como las flores del magnolio,)
las fragancias que guardaba.
Y el magnolio oía los llantos y las risas,
siempre discreto a todo lo que escuchaba,
y con su dulce perfume me decía,
¡Andrea! Como mis flores blancas, es tu alma.
Nunca corté una flor de mi magnolio,
sentía que si lo hacía, su alma maltrataba,
no me daba cuenta que lo hacía,
por no sentirme yo tan lastimada.
Y … ahí sigue el magnolio de mi vida,
aquel que en silencio me aconseja,
aquel que hace veinte años,
al nacer yo, mi padre lo sembrara.
Mi perfume, es el del magnolio.
Andrea Ramos