De tu vestido verde sacaría todos eso botones
y te sostendría el cuerpo a cambio sólo de besos.
Porque nadie sabe de tus dientes que son pétalos escogidos
ni que por las calles vienes dando orgullo a cada avenida.
Para mí nada más que mirarte siempre a lo lejos,
pero pensando en bailar contigo sobre las estrellas.
Recordarás las pasajeras cosas, amiga,
recordarás el dominio pequeño sobre tu pecho,
que fui yo quien derramó los labios en tu carne
y quizás cuando esté sentado en la noche de las canciones,
me refresques este dolor sólo con la sinfonía de tu aroma.
Yo no te pido nada más, mirarte siempre de lejos,
como el pájaro enfermo mira el vuelo de sus compañeros,
como un caracol que entra en la oscuridad de su propia suerte,
como si fueran los años tantos, pero no conocemos los siglos.
Yo no te pido nada más, los deseos se me fueron muriendo en unacarta muda,
los alientos y besos se me cayeron en la ceniza de las cenizas,
sólo te pido que alguna vez, en tu camino de reina y mujer,
vuelvas conmigo en la hora de los labios,
mostrando a los ojos del viento, la hoguera de tu cabellera
y la delicada caída perfecta de tu vestido verde.

Santiago Azar

Mi tercer mundo
son este morir en la salud pública,
estas camisas que compré de segunda mano,
estas goteras por donde aparece el invierno
como un anciano perverso y gigante.
Mi tercer mundo
es este educarse con libros prestados,
con lápices que se van desgastando,
con caminatas y zapatos rotos.
Mi tercer mundo
es saborear caldos de pobreza amarga,
piojos como integrantes de las familias
y analfabetos repartidos como muchedumbres.
Es tener deportistas raquíticos y borrachos,
calles de tierra, o con alumbrado siniestro,
decrépitos funcionarios incrustados en la administraciónpública.
Mi tercer mundo
es un cuarto donde quemo mis pupilas en un techo sucio,
son estos chiquillos con enfermedades interminables,
madres pariendo para conquistar el universo,
ancianos entregados a la espina de la vejez,
sordos y mudos, muertos para adentro.
Y quién tiene la culpa?
Nosotros, por el solo hecho de haber nacido,
por el solo hecho de haber dicho patria
en el día equivocado y en la hora impensada.

Santiago Azar

Me han llamado
el mal nacido de todas las madres,
el ateo que corre por fuera de las iglesias,
uno de los más canallas en el corazón
limpio y claro de mis damas,
el estiércol vivo que danza por las calles,
la melodía salvaje de las flores,
el patrón de la soledad y la amargura,
el patán perezoso de nuestra querida sociedad,
aquél que ni siquiera un capital puede producir.
De tantas formas me han llamado
que casi termina en mi olvido.
Yo sólo reconozco mi irreverencia
ante el ruido feroz de la modernidad,
mi aliento de huracán enfurecido,
la capa fresca de mi corazón,
mis ojos como dos fogatas ardiendo,
mi cuerpo que no tiene dueña.
Soy un irrespetuoso de las campanas del Domingo,
indiferente a las reuniones de los señores,
militante del viento y la marea,
soñador de la mesa para todos.
Qué nuevo puedo anunciarles!
ustedes me llaman de tantas formas,
el mal nacido de todas las madres!
Yo sólo digo que soy Santiago Azar,
el pez inquieto que está haciendo temblar
la inmensidad del océano
con todos sus marineros y habitantes.

Santiago Azar

Ayer tú y yo, en un solo beso para la vida,
en el amor que nos conoció a los quince años
y yo pedaleando para un nunca llegar tarde a tu corazón.
Fuimos nosotros los que inventamos el beso en una bicicleta,
la edad de las miradas con un cuaderno en la mano.
Fuimos nosotros, los que sin respirar, nos cansamos de viajar;
y ayer, sólo ayer, las calles dicen: Allí van, son ellos!,
pero fue tan rápido que pedazo a pedazo nos despedimos.
Tú y yo, querida, ahora quizás dónde, dóndevolveríamos a rodar,
dónde volveríamos a comandar dos ruedas como a un barco,
dónde volveríamos a conquistar los mundos con unsueño.
Eso no m importa, porque en mi memoria tengo un niño despierto,
llevo a ese revoltoso quinceañero en los dedos del alma,
tengo aún, esos años diminutos como zapatos de liceano.
Entonces, será a las siete, te pasaré a buscar comocochero,
subirás en mi caballo veloz con rayos de aluminio,
dispuesta a saltar a la gloria al besar cada calle,
recostándote en cada parada para retomar las fuerzas.
Entonces, será a las siete, cuando llegue a tu casa,
salgas a recibirme como ansiosa de la nueva carrera.
Entonces, son las siete y recuerdo tu mano en la mía,
riendo del pedaleo en mañana y tarde,
cuando nos amamos en una bicicleta sobre la vida,
cuando se me vienen los quince felices años,
ahora que son más, sin bicicletas ni sueños.

Santiago Azar

Afganistán, 2001

Posiblemente esta pluma esté quebrada
y se desnude como un animal herido.
Probablemente mañana a la hora del té
se escuche suciamente por radio y televisión
que van mil, dos mil o tres mil muertos,
mientras los bombarderos se hacen de los cielos del mundo
regalando la fragancia de la muerte
a los rostros de los primeros niños.
Sin embargo, yo acá, tan lejos,
en una actitud totalmente rebelde,
haré sonar mis muelas con el pan crujiente
en señal de protesta.
Posiblemente estos versos
no sean más que una mosca molesta y porfiada
que causará desagrado en tus vacaciones,
que engrasará el papel claro de las publicaciones,
que se orinará de pie en las conversaciones inertes.
Posiblemente temprano callaré,
pero no será por voluntad propia,
será ese niño que desde el fondo de la muerte
tapará mi boca con una de sus manos
y con la otra, disparará una bala para occidente.

Santiago Azar

Prometo ir a misa todos los Domingos,
no lanzar eructos cuando almorcemos,
no reírme de mamá ni de papá,
usar la corbata hasta el tope,
peinarme cada diez minutos buscando el orden.
Prometo ser un abogado, honesto y eficaz,
no orinar en la calle, pues es bestial.
Ahora creeré en todos los santos de mi patria!
Educaré a mis hijos en las monjas,
me acostaré a medianoche, ya que es buena hora,
le haré reverencias a los policías,
me encantará hacer las filas de los bancos,
hablar de moda en las reuniones,
no diré garabatos a los mayores,
tomaré a la poesía como pasatiempo,
no como digno oficio;
leeré menos pues enturbia la mente.
Seré sincero en mis confesiones con el cura,
usaré los zapatos lustrados y brillosos.
Adiós a escupir en la calle! (es ordinario).
Tampoco me dejaré barba, dijeron que parecía torpe.
Dejaré la bebida como un vicio terminal.
No miraré las puestas de sol, ya que es sentimental.
Iré a las fiestas de campo,
casamientos, bautizos, velorios.
Desde ahora y hasta siempre mis promesas:
Seré un chico bueno si es que me lo piden.
El santo poeta ahora aparece.

Santiago Azar

Eres una pantera de barro fresco,
ansiosa de carnes rojas, hambrienta de vapores.
Morena mía, me has rasguñado tantas veces los deseos
que contigo la noche se prolonga como un verano,
una estación de sudores que se hacen ríos,
y allí nadamos y te tomo de las piernas,
y la acrobacia del amor aparece como si fuéramos trapecistas,
donde el vacío sería no responder al llamado de tu pecho.
Eres una pantera, mujer, en esta selva que no conocemos,
sólo sabemos que todo debe valer un instante,
pero insistimos en hacer eternos los dedos
que se detienen en estos caminos.
Ven, amiga, así como un animal desatado,
ven furiosa como si hubiese herido tus crías,
ven a esta noche donde las estrellas son de fuego,
ven, amiga, con la pantera de ojos negros que eres,
porque hoy seré tu cazador, con mis disparos de manos,
hoy te domesticaré justo cuando claves una de tus uñas,
para que luego quedes ronroneando el cansancio
en los océanos que derramaron estos besos.

Santiago Azar

Gritaba el niño, enloquecido,
al ver que su globo subía al cielo,
subía con un cordel colgando que hacía muecas
a las diminutas manos del infante.
Gritaba el niño, sollozando
y el padre desesperado le dijo que callara,
que le obsequiaría otro,
que globos había cientos para elegir.
Mientras por la mente de aquella pequeña infancia
sólo atravesaba una inconfundible angustia:
los planetas del universo no devolverían jamás
a su globo color azul, pues se parecía demasiado a ellos.

Santiago Azar

Soy poeta, ave de rapiña de todos los sentimientos,
fruta fresca de los árboles nuevos
corazón enterrado en la tierra,
el escolar preferido de la vida,
el golpe a la puerta cerrada
con el pan y cena de todos los años.
Soy una noche tan larga como la muerte,
una guitarra sonora y sencilla,
la herradura y el rastro de toda una historia.
Soy parte hombre, parte universo;
ojos con fuego de estrella
y boca viajera como perfecto cometa.
Desde aquí me presentaré a ustedes;
soy poeta, discípulo de cada mano abierta,
sueño despertando con el bostezo de la madrugada
y un alimento recién cocido que
destapa la mesa pobre de los hambrientos.

Santiago Azar

—Adelante señores, tomen asiento,
aunque no me crean les tengo un enorme respeto.
Hace tanto que los espero y
sin embargo, ahora que aquí los tengo
me viene a tiritar la voz—
—Nosotros también te conocemos hace mucho—
dijeron los muertos que me visitaban.
—hemos sabido de tu nombre en reiteradas ocasiones,
lo han publicado en listas alrededor del mundo,
eres buscado a cambio de una buena recompensa—.
—Y cuál es la recompensa?— les dije.
—No volver a leerte jamás— me dijeron a carcajadas.

Santiago Azar