I
En el mar de tus labios
brota el verso
donde se sacia
la sed de la vida.
II
Aunque esté vacío
de verbos, el amor
me ayuda a conjugar
las desdichas,
con la dicha de tus besos.
III
Poseído por tu amor,
paseo por el césped
del Olimpo
como nardo mojado
en la poesía,
y como poesía nado
en el nido de la vida.
IV
La noche está naciendo
como un alba de olmos
y sobre el horizonte
se tejen amapolas
de sueños en un mar
de confesiones y promesas.
Es el amor que llama.
Y llama como la llama
transparente del alma.
V
Al saborear su sonrisa llegó el amor.
El amor llegó al fundirse las miradas.
Y como el agua, aquella tarde
de corrientes compartidas,
subimos al olimpo de tanto soñar sueños.
Al saborear su sonrisa llegó el amor.
El amor llegó al fundirse las miradas.
Y como el fuego, aquella noche
de navegantes poetas,
hicimos el corazón de tanto juntar latidos.
Al saborear su sonrisa llegó el amor.
El amor llegó al fundirse las miradas.
Y como el cielo, aquella mañana
de rocío en el alma,
fuimos del verso antes que del beso.
Víctor Corcoba Herrero