¿Soñar en el amor?
—Es imposible

¿Soñar que soy sincero,
libre de falsedad y de prejuicios?
—Es imposible.

¿Soñar que tú me quieres con locura
que afrontarías la muerte y el suplicio
con tal de confesar que me amas?
—Es imposible.

¿Soñar que mi amor por ti
no morirá alguna vez en la noche
congelado por el frío de la luna?
—Es imposible.

¿Soñar que tu recuerdo no se perderá algúndía
en el polvo de mi tumba?
—Es imposible.

¡Qué bello resulta fingir amar y ser amado
en la dulce tentación de lo imposible!

Carlos Etxeba

Los ángeles descorren las cortinas del cielo
y miran asombrados a una nueva estrella.

Hay un temblor de plata en sus plumas
y madejas de luz en sus cabelleras ensortijadas.

Abren todos los ventanales del firmamento
y posan sus  blancas alas sobre
las celestes balaustradas.

Por los torreones de los astros
descienden querubines ensimismados,
para escuchar la nana que la Virgen
le canta a Jesús cada mañana.

Por la nieve corren lágrimas
y por el aire vuelan alas cercanas.
Un escalofrío de emoción recorre
Los montes de Belén.

Con hilvanes de hielo va tejiendo el arroyo
Sus encajes leves y las fuentes
Sus gasas de escarcha.

Se escucha una polifonía de ángeles de la guarda:

“La sonrisa del niño es como el alba
que del pecado las tinieblas salva”

Del horizonte la amplia raya
Ante tanta dulzura se desmaya.

Carlos Etxeba

La luna, tan inconstante
falta a su cita cambiante.

Tiene un lunar de gitana
y unos faldones de triana.
Con la palma de la mano
adivina el pensamiento
que se escapa con el viento.

Las nubes comen rodajas
de naranjas y limones
en manteles de mortajas.

Se oyen susurros lejanos
en la plata de las eras.
La luna mira a las rosas
que parecen mariposas,
que duermen entre las ramas.

Se ha estremecido en el río
un brillo de escalofrío.

Es la alhaja de la noche
que lleva siempre en su manto,
mientras pasa mientras tanto
con su suave y dulce encanto.

Carlos Etxeba

Lo nuestro, no fue nuestro, solo mío en una tarde ciega
de crepúsculos turbulentos.
Lo tuyo no fue tuyo, sólo mío,
cuando tembló la tarde, como una hoguera que se apaga.

Bastaron tres palabras solamente.
Fue como si fueses humo, cuando miras
como si todo fuera solo mío, cuando pasas.
Te abrasaba la llamarada del poniente,
envuelta en indiferencias falsas.

¿Por qué arañaba mi frente tu mirada,
dejando cinco huellas rojizas de un zarpazo
en plena cara?

¿Qué tiempo impersonal ven tus ojos, cuando miras
de frente y callas?
¿Tiempo de brumas desgajadas en las cumbre
de una tarde amortiguada que se acaba?

Ya no hablas, solo miras
Y parece que asesinas, cuando callas.
No pronunciar nada en un momento,
es pronunciar a un tiempo mil palabras.

Palabras barridas por el viento
y que al final no sirvieron para nada.

La mano del viento amontonó tus palabras
y las esparció luego por el aire,
por encima de las nubes, de las olas,
por encima de las cumbres arriesgadas,
por encima de tus ojos suspicaces,
por encima de intenciones solapadas.

Cerraste de un portazo los ojos atrevidos,
repletos de miradas
y se rompió  en mil pedazos de repente
el cristal delicadamente tenue de tu alma.

Carlos Etxeba

Catarata conceptual de estrellas.
Un cantar eternamente puro.

Luz desecha en llamaradas leves
que en la hoguera interminable de la mente
se difunde como un foco a los ojos.

Ansiedad de voces escondidas
que dan significado azul a las palabras.
Un combate conceptual dentro del alma,
una lucha muscular de las ideas.

Brazos y manos
tensados en batalla feroz
sin concesiones contra la vulgaridad que manosea.

Ésa es la inspiración vista por dentro
de la sangre que brota
como una fuente a borbotones.

Carlos Etxeba

De la mano de un golpe de sangre
venimos a un mundo misterioso de apariencias peligrosas.

Cada  instante es una lucha por despejar sombras perversas.
Una luz débil, casi extinta, casi doliente, anima al corazónen el fondo de la noche.
Solo la luz de las estrellas parece zozobrar con el viento de todaslas palabras.

Con solo un golpe de sangre que se amontona y renace cada día
la libertad florece entre las venas y se oyen los pasos de la vida
que se acerca a despejar las sombras

De la mano de un golpe de sangre comprendemos
y escogemos las decisiones sutiles escondidas en las palabras.

Entre un SÍ y en NO hay una batalla de heridas sangrientas.

Guiado por la luz débil, casi extinta, casi doliente que animaal corazón
prefiero dominar la noche y acercarme a las estrellas.
Si ellas me engañan tendré entonces una gran excusa paraburlarme de su ignorancia.

Les diré despiadado y burlón.

—Me río de vosotras, estrellas de la noche, porque todos vuestrosfulgores
son brillos inconscientes, bellas explosiones de ira incontrolada.

Me río de vosotras porque no poseéis la voluntad de podersobreponeros
a vuestros ingentes impulsos despiadados.

Me río de vosotras, porque desconocéis vuestros propiosfulgores
y la fuerza ingente de una diminuta voluntad humana, firmemente determinada.

Siendo yo infinitamente más pequeño, mi grandeza es superior
a la fuerza de todos vuestros cataclismos.

¡Que haya tanta decisión, resolución y heroísmo
en el pobre corazón de los humanos!

¡Me río de vosotras porque desconocéis el amor dela sangre caliente
que alimenta mis venas y que riega mi cerebro!

¡Me río de vosotras porque no sabéis distinguirla diferencia entre un SÍ y un NO, decisión capaz de soliviantarel orden del universo!

¡Tendré siempre presente que mi grandeza,
reside en la fuerza extraña de mi diminuta y humana voluntad!
 

—¡Vendo mi libertad por una palabra!
(Decía un charlatán, mientras mostraba una bolsa repletade billetes)

¡Cambiar la libertad por un billete sería tan extrañocomo hacer
que el fuego refrescase, que el amor odiase, que la mar volase,
y que las estrellas sempiternas se apagasen!

Carlos Etxeba

Una mañana desperté contigo.
Se desnudó el amor entre las rosas.
Duró toda una noche azul de claridades
para llenar de besos nuestras bocas,
para llenar de abrazos nuestras manos.

Un breve caminar de amor desnudo.
Ahora es el recuerdo su alimento,
una luz cenital muerta en la brisa,
el soplo de una nube azul que ya se aleja
que huyó hacia el mar,
el furtivo brillo amortiguado
de una pupila verde, pensativa.

Supiste replegarte a mis deseos
y fuiste una ola fugitiva
que expande su armonía sensitiva,
la nube que renace impulsiva
como un latido oculto que se esconde.

Fuiste el reloj que cuenta horas de dicha,
la voz de un pregonero de bondades,
en pasos indecisos del camino.

¡Un breve caminar de amor desnudo!

Carlos Etxeba

¿De qué está hecho tu amor,
de oro, de plata
de nobles cuños
o de hojalata
y de terruños?
¿Es amor fuerte
y está seguro
o débil, frágil
y está inmaduro?

¿Es como un viento
que se desata
que arrasa todo
y todo mata
o solo un viento
de primavera
que apenas nace
muere y no queda?
¿Es cual la garra
de los leones
como la espada
de las pasiones
o muda y cambia
en sus intenciones
conforme mueren
sus ilusiones?

¿De qué está hecho tu amor?
De oro, brillantes
y de luceros zigzagueantes
o de palabras
que dan los niños
que son cambiantes
cual los colores
de tus corpiños?

¡Si tu amor fuera
perseverante,
libre, sereno,
centelleante,
te adoraría
titubeante,
me rendiría
tan humillante
que temería
silabeante
morir de gozo
por ser tu amante!

Carlos Etxeba

EN PEKÍN

Perdí en tu boca la rosa
y en tus manos el jazmín.

Perdí en tus pies el velero
que me llevara a Pekín.

En Pekín yo encontraría
el contacto de tus manos
y esa sonrisa preciosa
que te circunda los labios.
 

SI VOY AL PARQUE

Si voy al parque te encuentro
entre rosas y azucenas.

Si voy al puerto te encuentro
entre las olas del mar.

Si voy al monte te encuentro
entre montañas morenas.

¡No tengo que andar muy lejos
para encontrarte en mis penas!
 

TE ODIO

Te odio hasta el extremo de quererte.
Te odio porque me muero de amor.

Te odio porque no me quieres,
ni me tienes compasión.

¡Almaceno tanto odio
que revienta el corazón!
 

VUELA AL AIRE

Vuela al aire tu mirada
y no se fija en mis ojos.

Pestañean tus pestañas
y no reparan en mí.

Tengo el alocado empeño
de andar siempre tras de ti.
 

PARA MIRARME ASÍ

Para mirarme así,
más vale que nunca me hubieses mirado.

Para hablarme así,
más vale que nunca me hubieses hablado.

Para besarme así,
más vale que nunca me hubieses besado.
 

LA MAÑANA

La mañana se ha vestido
con una capa de niebla
con bordados de escarlata.

Lleva diademas de plata
y un anillo de marfil.

En los lagos de sus ojos
sobre las aguas corrientes
llora lágrimas la fuente

¿Será por ti o por mí?
 

EN LA PRIMAVERA

En la primavera hermosa
mi amor es un estallido

En el verano radiante
mi amor es como un bramido.

En el otoño brumoso
mi amor es hondo quejido.

Y en el invierno del alma
mi amor es solo un suspiro.
 

AL ESCONDITE

Los niños juegan al escondite:
Matarile-rile-rile.

El viento se esconde detrás del poniente:
Matarile-rile-rile-ro.

El poniente se esconde detrás de la fuente:
Matarile-rile-rile.

La fuente se esconde debajo del puente:
Matarile-rile-rile-ro.

¡Tu amor se ha escondido detrás de la frente
y nadie ha encontrado ni un rastro de amor!
 

A LAS NUEVE

El cielo a las siete
es un naranjal
de grandes naranjas
con ramos de azahar.

La tierra a las once
es como un vergel
de claveles blancos
de seda y papel.

El cielo a las doce
tiene mucha sed.
Bebe de tus labios
su zumo de miel.
 

POR EL PORTAL DE LA LUNA

Por el portal de la luna
se ha colado de rondón
una mariposa blanca
que habitaba en mi interior.

Entre grandes aleteos
de enamorados deseos
quiere decirte “te quiero”.

Carlos Etxeba

Los pasos son relojes contadores
de horas fugaces que se escapan.

Son inquietos minuteros diminutos,
pequeños momentos futuros ya acabados,
fugaces recovecos de pequeñas sensaciones ya pasadas.

Pasos que se dan cortos
para no tropezar por senderos complicados
en noches de faroles inquietos, cuando te observan los astros.
Pasos que se paran de repente confundidos,
presintiendo un abismo cercano.

Pasos que se dan largos y seguros, sin tropezar con sombras,
envueltos en la antorcha de un sol en llamaradas.

Pasos que se dan rápidos por miedo,
cuando el viento acuchilla la garganta de la noche amoratada,
que escapa de una muerte ya anunciada.

Pasos que se dan lentos  por prudencia
y retroceden al menor reparo.

Pasos enloquecidos que en el aire
son reliquias de un tiempo malgastado,
siempre al acecho de un momento especial
que no aparece,
siempre al acecho de algo indescriptible
que no pasa.

Solo se queda el eco de los pasos
cortos, largos, lentos, rápidos,
que pasan, pasan y pasan
confundiéndose con otros muchos pasos
que también pasan y pasan.

Carlos Etxeba