¡Cómo quisiera ser niño
para jugar todo el tiempo
al balero, a  las canicas
o con esos lindos carros
que eran hechos de madera!

Subirme a la bicicleta
y andar todo el día en la calle
soñando que era una moto
y jugar las carreritas.

Salirme con el balón
a jugar a la pelota
sentirme un Maradona,
Hugo Sánchez o Pelé.

Sólo pensar en jugar
y unas cuantas travesuras,
jugar a los policías
y ladrones,
escondidas o encantados.

No tener preocupaciones,
jamás tener tensiones
y el mayor problema
era tener unos pesos
para comprar caramelos
o el dulce que me agradara.

Hacerme el enfermo
para no ir a la escuela,
soportar esos caldos
y el jarabe que me daban…

pero en fin ya no se puede;
sólo me queda el recuerdo
de todo lo que hacía
cuando era un gran chiquillo.

Sólo me queda admirar
y ver a esos niños jugar
en el parque, en las calles,
que tienen el alma pura,
pues es el alma de niño
y nunca se debe olvidar.

Julio Domínguez Zamora

Tomo una copa de vino
y camino por las noches
por una pena que tengo
en el fondo de mi ser.

Camino por callejones
sin tener a donde ir
soportando mi sufrir.

Sintiendo una lágrima
que cae, poco a poco,
por un gran amor,
por una mujer especial.

Que dejó mi corazón
con una daga en el centro
matándolo lentamente
sin piedad a lastimar.

Por eso sigo la vida
caminando sin sentido
llorando mares de pena
terminando con mi vida.

Cierro mis puños con fuerza
y grito a todo pulmón
¡que la quiero! ¡que la amo!
¡y la adoro con el alma!
¡que me lleve la muerte!

No quiero esta vida ingrata,
no soporto su partida,
prefiero morir quemado
a morir, sin su amor.

Julio Domínguez Zamora