Alguien dijo que recuerdas
un niñito de Murillo,
y en verdad que lo pareces
por tu gracia y por tus rizos.
Tienes cabellos castaños,
ensortijados y finos
con algo de oro en las sienes,
como si fuera rocío.
La tez pálida y morena,
negros ojos expresivos
que miran llenos de asombro,
como miran los del niño.
Estabas con tus juguetes,
de pie sobre el ancho piso,
cuando te vi de repente
junto al blanco corderillo;
y al mismo tiempo la imagen
que tuviera en el olvido
apareció viva y fuerte,
tan clara como un prodigio.
Sin perder un solo instante,
entré de un salto al recinto
y trepando como pude
saqué el Cristo de su sitio,
colocándolo a tu lado
según era mi designio.
Y después, en un arranque
de ternura y de cariño,
orgullosa más que nunca
de mi hijo y de mi niño,
exclamé dándote un beso
en ese rostro tan lindo:
«¡Eres el San Juan Bautista
más delicioso que he visto!»
Categoría: Marilina Rebora
DICE EL SEÑOR
Id por camino estrecho que lleva a puerta angosta
ésa que sólo niños atravesar consiguen,
perfumada de nardos donde un ángel se aposta
y no al portal mayor que los grandes persiguen.
En haciéndoos pequeños ya seréis inocentes,
que para tales es el reino de los cielos;
así oiréis la palabra que a sabios y prudentes
Dios oculta y revela sólo a los pequeñuelos.
Porque el reino celeste es de las almas puras:
los humildes y pobres, simples de corazón.
Sed como ellos y así con candor de criaturas
traspasaréis seguros la reducida puerta
que a los mansos espíritus estará siempre abierta,
camino de la vida, suprema bendición.
Mateo 7, 13,14; 19, 14,15.
MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES
Tan sólo cinco panes, tenemos, y dos peces
exclaman los discípulos mientras Jesús observa,
son cinco mil las gentes, hasta más que otras veces.
No importa, que se sienten allí, sobre la hierba;
y ya panes y peces multiplica su arte.
Y son peces y panes lo que se distribuye
para que cada uno saboree su parte,
que el refrigerio al fin en saciedad concluye.
Después que se recogen con prontitud los restos,
en verdad, esparcidos, no parecían tanto;
llenos hasta los bordes se colman doce cestos
y al obrar diligentes al Maestro recuerdan,
que cauto les ha dicho, previsor entretanto:
Recoged los pedazos, cuidad que no se pierdan,
el pan de Dios por siempre será alimento santo.
Juan 6, 6-15.
SAN JUAN BAUTISTA
A bautizarse acuden las gentes al Jordán.
Preguntaban algunos: ¿Y qué haremos nosotros?
Quien tiene dos vestidos, respondíales Juan,
dé uno al que no tenga. Y preguntaban otros
(esta vez publicanos): Y nosotros ¿qué haremos?
No exigir más, decíales, de lo que está ordenado.
Y a nosotros, Maestro, dinos cómo obraremos
en nombre de los suyos, le requería un soldado.
No hagáis nunca extorsiones, contentaos con el sueldo.
Yo os bautizo con agua; mas Otro ha de venir,
que ya está entre vosotros aunque no Lo hayáis visto,
que con fuego bautiza. El usará del bieldo
para limpiar la era de acuerdo a lo previsto:
el trigo irá al granero, la paja a consumir.
Lucas 3, 10-14, 16,17.
Mateo 3, 11.
Juan 1, 26.
NO ME LLAMES POETA…
No me llames poeta un nombre con laurel
porque mi voz apenas para cantar acierta;
acaso suavizada por amorosa miel,
tal vez unos acentos armoniosos concierta.
Puede sí que me escurra por el alto dintel
hacia regiones mágicas tras mi azulada puerta,
o que salve los mares en barco de papel
para poblar de trinos la comarca desierta.
Mi voz no fuera el tono para belleza tanta
ni tienen mis adentros un germen de tal genio,
el prodigio se opera por la fe simplemente,
lo mismo que madura la minúscula planta
a los rayos del sol, milagroso convenio
de la abeja y la flor, del ave con la fuente.