En un instante pensé que moría; era simplemente que te ibas.
Marchaste por tu largo camino con espigas en tu orilla y espuma entus campos.
No miraste atrás.
Tus pies cansados no pararon, y las piedras del sol dorado tropezaste.
Siempre seguiste adelante y aunque lento fue tu paso
Se hizo corto tu sendero porque precisaste la meta;
en tus ojos, que se llenaban de pena y amor,
Por un pasado sin respuesta y un futuro incierto.
Pero el presente es tu vida y las llevas sobre ti,
pesa, pero sigue amando, y también ríe y llora
como tú y como yo…
Belén María Bloksa Gordo