Yo tengo para ti
el silencio de amasar
las noches sin luz.
¡Yo tengo para ti
mis manos y mis sueños!
Si temes caer,
dime, ¿ por qué vuelas?
Si temes volar,
¿ para qué despegas?
Si temes amar,
¿ para qué me esperas?
Si temes vivir,
¿ por qué me deseas?
Si temes luchar,
si temes morir,
si temes sufrir…
¡ Rompe tu desvelo!
¡ Desgarra esa pesadilla y tu destierro
de nubes y silencio!
¡ Vive!
Abre tu ilusión como una concha.
¡ Desnuda al Ruiseñor!
¡ y déjate caer, amando siempre plena!
¿Qué viento luminoso me hizo descubrirte
en el vasto territorio de mis sueños?
¿Qué mágica luz te hace aparecer
como un destello y desaparecer
como el agua transparente del arroyo?
¿De qué extraño material has sido concebida?
Tú, que anidas tus recuerdos en mi alma;
tú, que cabalgas en mi carne
como cien potros por la pampa.
¿De qué violento volcán emergiste,
tempestuosa figura de hermética voz
y temperamento claro?
Tú, que naufragas
en el silencio alucinado de mis ilusiones.
¡Diáfana doncella, de metas definidas y concretas!
Tú, que has hecho brotar de la noche
el resplandor original de la vida.
Tú, fuerza sin número ni límite.
Tú, que has hundido para siempre en mí
el pequeño sonido de tus pasos.
Tú, nocturna gaviota de vuelo infinito y solitario.
Era en la penumbra el grito silencioso,
¡crescendo vigoroso!
Inmenso fragor de mariposas
destilando gota a gota
su rítmico tañir en el centro de la luz:
Espiga clara que retas al viento
con tu frágil movimiento de espuma y playa.
Aliento diáfano y sereno,
nube ausente y cristalina:
tu danza es de otras manos…para otra gente.
Eres boca suave y melodiosa
que canta sin decir palabra,
y te derramas con fuerza irreprimible,
bogando por la escena
en tu danzar vertiginoso
de brisa y arena
sin pisar.
Cruda vibración de gotas cadentes,
silencio duro, penetrante,
donde la confusa dimensión
de las palabras parece transparente.
Ausente aletear de mandíbulas locas;
pavoroso clamor de mil hogueras nebulosas.
Preso sueño intermitente.
Rota saeta indefinida.
Impotente minotauro.
Fuerza insospechada y contenida.
Distancia clara, honesta, exacta.
Muda prisión.
Idea elemental y primitiva;
ímpetu profundo que naufraga
donde respira la vida.
Un temor de perros
asedia como el viento,
tu pequeño aletear de mariposas.
Un velo oscuro, impostergable,
te asciende desde el vuelo radical
de nuestra aurora:
¡Oh mañana diminuta!
¡Oh candor de cántaros y oficios!
de sueños largos y ligeros,
¡de manos vacías de cósmicas caricias!
Abel Salazar V. Costa Rica
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