A tus pies se adosaron
otros pies como los tuyos,
andares cansados se urgían,
una tregua en sus milicias.
Oídos sordos juntaban,
cuatro orejas sin caletre.
de una cabeza a la otra,
eran dos a voz en gritos.
Y pasaron días sandios,
junto a sus noches memas,
y los gritos no acallaban,
con el sonar de los ecos.
No interesaba encender,
la industria de la sesera,
ni movilizar corrientes,
que procuraran razones.
Después a tus ojos pillaron,
otro par igual de necios,
con mirada desconvenida,
pero esta vez eran mudos.
Peña / Godoy