La contienda

Hemos cruzado todos los caminos
desnudos sobre el lecho,
atados a cuadernos minerales
que frotan la raíz de la existencia.
Tu joven crisantemo
fue robando mis estatuas
y nos marcó la noche
con muertos y ladridos ciegos
con voces y distancias nulas
sepultando la sal en tus entrañas.
¡Oh cuerpo desterrado!
¡Oh pulpa inaccesiblemente ágil!
Qué fuego, qué roca, qué luz,
qué prisión desenterrada
consume la epidermis de tu néctar
y viaja al corazón de los azules?
Qué brote se aproxima a las aceras
y quiebra los cristales
con rápidas palabras,
con furia y con gemidos?
Un día nacerá al sur de tus dos senos
con noches derribadas
por lanzas y palomas contenidas
rozando mi presencia al norte de tu lecho
sin más resignación que la contienda.

Benjamín León

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *