AMANTE AUSENTE DEL SUJETO AMADO, DESPUÉS DE L

Fuego a quien tanto Mar ha respetado
Y que en desprecio de las ondas frías
Pasó abrigado en en las entrañas mías,
Después de haber mis ojos navegado,

Merece ser al Cielo trasladado,
Nuevo esfuerzo del Sol y de los días;
Y entre las siempre amantes Jerarquías
En el Pueblo de luz arder clavado.

Dividir y apartar puede el camino;
Mas cualquier paso del perdido Amante
Es quilate al Amor puro y divino.

Yo dejo el Alma atrás: llevo adelante,
Desierto y solo el cuerpo peregrino,
Y a mí no traigo cosa semejante.

Francisco de Quevedo y Villegas

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