Las palabras

neumáticas
       imperturbables
píldoras
que no curan,
cagajones
metras
silencios de hábiles embalsamadores
putas

inmunes a mi desasosiego

Teódulo López Meléndez

Nada te importa
curvo cují
tórvida telaraña de tunas

El desierto se extiende
como las entrañas giradas
de un lobo

Sólo falta
el grito a luna llena
para completar esta hosquedad

Teódulo López Meléndez

Esta noche es un arca de naufragios.
Pesa
me siento como en Ischia, vomitando tos. Igual
Serpiente marina
esta noche
o la hago mi amiga
o me mata
esta noche.

Teódulo López Meléndez

En el viejo patio
de mi infancia
me fue contado
de cuando los vientos cambiaron
y las pajas de los nidos
se incendiaron

Yo dije:

«allí estaba un palomar»
«allí un tamarindo»
«acá una mata de cerezos»

El calor era tan fuerte
que mis palabras se quemaron
y mi niñez
en un solo mediodía

Teódulo López Meléndez

Las marcas en la lluvia
los vidrios sucios
aún así las ovejas sin jaula
De venas la colmena
y este olor penetrante de las redes
rotas

La primavera fue fea
las palabras
escamas de pescados descompuestos

La muerte tarda

Teódulo López Meléndez

La palabra
regresó en tu lengua
y se me clavó en el paladar
con la fuerza de un ancla

Teódulo López Meléndez

La confusión
de sus cabellos

al inicio del otoño

era promesa

y yo la hice sisal cabulla hico
cordón umbilical
medusa
líquido amniótico

dejando mi mano
como una promesa

Teódulo López Meléndez

Yo miré
desesperado
los labios suyos

y el humo
que la rodeaba
esférico

Me sentí capaz
de pescar un galeón

de convertir los hierros oxidados de las armas

Me sentí capaz
de elevarla conmigo
hasta el nudo que sostiene la historia
atada de un pie

Te amo, medusa, dije
y su sonrisa fue un alivio
una muestra preciosa
de la calma

Teódulo López Meléndez

La paz se hizo profunda,
de alta mar

Supe que estaba listo
para beberme tu sexo
y los secretos

Teódulo López Meléndez