1
Rastros serpenteantes las sombrillas sobre los gritosdonde se aboveda el viento. La sierpe es solitaria en la carne arenosa.Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimientode las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tóraxde las olas.
2
Las cortinas se remueven con vagidos amoldados a lasformas en los vientos del inicio. El ruido, quebranto. Oh, tormenta, escape, te miro desde el retiro de las algas y desde lasformas propicias que avanzan al acantilado.
3
Las barbas crecen cobrizas de las máscaras que lasnubes asumen y un dictado se abre en los frascos de colores de losviajeros de las aguas. Los leños se hacen morisquetas a loscaminos de la cera y a la ringle de párpados hinchados. En lapiel de la frente de las hojas juega con el viento un tallo.
4
Busco la aquiescencia cuando los dados fríosresbalan la pendiente. La sal se condensa en el cuero de licor deconvento y se ensarta cual hilo sosteniendo los bordes de los belfos.Oh, horizontal ondulación, hiende el aire un silbido de siluetaque se inclina cual gaviota.
Teódulo López Meléndez |