Un instante después de haberse muerto
se le abrieron los ojos asombrados
por una inusitada luz.
Sembró sobre la nada
su equipaje de cieno
y se sentó a esperar
en brazos del silencio
las rosas de otro mundo,
ebrio de claridad.
Recobró el tiempo azul de su infancia
y no bajó de allí.

Jesús Aparicio González

Más verde, con más agua.
Otra savia en la próxima memoria.
No corre el mismo río.
Nunca el aire de ayer respirará la montaña.
Palabra no envejece
y es siempre nombre propio.
Suena no usada al alba.
Juvenil, rara flor;
cada nueva lectura
es otro alumbramiento,
novísima esperanza.
Más verde, con más y distinta agua.

Jesús Aparicio González

La gran noticia es ésta:
que detrás del latido,
en su silencio,
la vida empieza.

Alzado por los sueños del ciprés
un cuerpo ya celeste
proclama con secreta claridad
que hay un principio, otro lado,
que vence a la noche.

La gran noticia es ésta:
que la ceniza alumbra
una estrenada primavera;
que la piedra ya es ala
       y le ha crecido un cielo nuevo;
que cayó la palabra, fue semilla
y el ángel la recibe
trascendida en música.

Jesús Aparicio González