Borinquen… si supieras
en el destierro que vivo.
¡Qué amargura la mía,
mi último poema!
¡Oh, Revoloteada Paloma,
has de cortarme el alma
con tu recuerdo,
y ante toda mi desgracia,
tu refugio
me obsesiona el alma…!
¡Quisiera, quisiera bañarme
en tus ojos cristalinos;
y perderme en tus cabellos
verdes y profundos!
Sentir que eres mía
y perdernos en la quimera
De este loco amor.
¡Qué siente, que ama,
que quiere y no olvida;
tus besos de mariposa,
tu fragancia de velero,
tu corazón y el mío
fundidos en mi pecho!
Y lo que el tiempo
no borrará:
¡Tu amor y el mío!
¿Cómo?, ¿Cómo?,
¿Cómo poder decir?…
Un «Te quiero»
que no ve la luz del día
y en lo más profundo,
me devora el alma mía.
¡Borinquen, Borinquen, Borinquen,
un instinto, una razón,
un te quiero y un te amo,
para la Perla
que me ausenta el pensamiento
de este infortunio
llamado mundo!

Iván Segarra Báez

¡Mayombe, vivificante de América.
Frotrote, esencia de mi raza,
mulato soy, antillano.
América es un jardín danzante
y la grifa tierra conguera
renace de mil colores negros!

Semsemaya, Cuba y Puerto Rico.
Carabalí, Santo Domingo exprime.
Melaza negra, evoca Haití
y un fufú danzante destila Jamaica.

¡Mayombe, vivificante de América
crece, cruza, lanza,
sobre todos los puertos
de las tierras de América!

Iván Segarra Báez

¿Para qué quererte más?
Si nuestro amor es un desafío.
Pensar en amapolas
cuando el mundo yace escondido,
pensar en todo,
en todo lo que existe,
en todo, en todo ya no mío.

¿Para qué quererte más?
Si nuestro amor, ya se ha ido.
Pensar en belleza,
cuando la fealdad me deprime,
me elige, me envía a la cárcel
como néctar hoy marchito.

¿Para qué quererte más?
Si nuestro amor es un prisionero,
un prisionero que enamora el alma,
un prisionero apasionado entre luceros.

¿Para qué quererte más?
Si nuestro amor no se ama.
¿Para qué quererte más?
Si nuestro amor no se siente.
¿Para qué quererte más?
¿Para qué quererte más?
¿Para qué quererte más?
Si nuestro amor no es eterno.

Iván Segarra Báez