Se nos ha ido la tarde
en cantar una canción,
en perseguir una nube
y en deshojar una flor.

Se nos ha ido la noche
en decir una oración,
en hablar con una estrella
y en morir con una flor,

y se nos irá la aurora
en volver a esa canción,
y en perseguir esa nube
y en deshojar esa flor,

y se nos irá la vida
sin sentir otro rumor
que el del agua de las horas
que se lleva el corazón…

Jaime Torres Bodet

La primavera de la aldea
bajó esta tarde a la ciudad,
con su cara de niña fea
y su vestido de percal.

Traía nidos en las manos
y le cantaba el corazón
como en los últimos manzanos
el trino del primer gorrión.

Tenía, como los duraznos,
de nieve y rosa hecha la piel
y sobre el lomo de los asnos
llevaba su panal de miel.

A la ciudad, la primavera
trajo del campo un suave olor
en las tinas de la lechera
y los jarros del aguador…

Jaime Torres Bodet

Por el caminito
de la tarde clara,
con las manos juntas,
vámonos amada.

Con las manos juntas,
en la tarde clara,
vámonos al bosque
de la sien de plata.

Cogeremos rosas,
cortaremos ramas,
buscaremos nidos,
romperemos bayas…

Bajo los pinares,
junto a la cañada,
hay un agua limpia
que hace dulce el alma.

Bajaremos juntos,
juntos a mirarla
y a mirarnos juntos
en sus ondas claras…

Bajo el cielo de oro,
hay en la montaña
una encina negra
que hace oscura el alma:

Subiremos juntos
a tocar sus ramas
y oler el perfume
de sus mieles ásperas…

Otoño nos cita
con su son de flautas:
vámonos al bosque
de la sien de plata,

Besaré tu boca
con mi boca amarga:
vámonos cantando
por la tarde clara.

Jaime Torres Bodet

Como el bosque tiene
tanta flor oculta,
parece olorosa
la luz de la luna.

Como el cielo tiene
tanta estrella oculta
parece que brilla
la noche de luna.

Como el alma tiene
su música oculta,
parece que el alma
llora con la luna!…

Jaime Torres Bodet