Cuando sale la luna
se pierden las campanas
y aparecen las sendas
impenetrables.
   Cuando sale la luna,
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente
isla en el infinito.
   Nadie come naranjas
bajo la luna llena.
Es preciso comer
fruta verde y helada.
   Cuando sale la luna
de cien rostros iguales,
la moneda de plata
solloza en el bolsillo.

Federico García Lorca

La hoguera pone al campo de la tarde,
unas astas de ciervo enfurecido.
Todo el valle se tiende. Por sus lomos,
caracolea el vientecillo.

  El aire cristaliza bajo el humo.
—Ojo de gato triste y amarillo—.
Yo en mis ojos, paseo por las ramas.
Las ramas se pasean por el río.

Llegan mis cosas esenciales.
Son estribillos de estribillos.
Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico!

Federico García Lorca