To remenber
Reinaldo Arenas
Cuba
(1943-1990)

Reinaldo Arenas, templado corazón de melón.
¡Mándame el libro de las flores,
para volver a verte,
para volver a verte!

Este siglo de las luces se acerca fatal
y otra vez el mar, golpea fuerte
tu Celestino antes del alba.

El mundo alucinante, que escribiste
te seguirá esperando cuando vuelva a verte.
Morir en junio, Con la lengua afuera,
Será un milagro viril
de la humana verdad en ti derramada.

¡Reinaldo Arenas, alguien se acerca!
¿Será Fidel Castro, Trujillo o Batista?
¡No temas más, ya nadie podrá tocarte!

Con los ojos cerrados,
he visto,
el calor del verano,
que golpea afuera;
bello desnudo del alba,
precioso viento del mar asesinado
por un sistema castrista de la muerte viva.
Cuba, Guantánamo y La Habana
se mecen en el pozo del leprosodio cubano
mientras asesinado por el verdugo monarca castrista
Cuba es una niña asustada y violada.

Antes que anochezca
sobre las oscuras golondrinas
he divisado tu hermosura;
hermano de las luces, Reinaldo Arenas.

Con los ojos cerrados, de amor a vivo fuego
surgieron tus palabras de tierno maricón
de mundos olvidados, templados
y cansados principios amariconados.
Todos los polvos son para ti hermosos
polen sagrado de tierno dolor.

¡Inreverente texto descarnado,
fusil y aceite de locuras,
gitano abrumado de la luna,
paraíso, cordón umbilical,
pantomima del mar,
revolucionaria golondrina,
mariposa en tallo lunar,
pétalo marchito, arenal sin fondo,
coqueto paladín de la muerte,
bello mariscal templado de la ira,
alucinante bañista del tejado,
moribundo centinela siempre en fuga
que pareces un falo pintado por Dalí!

Dolor inmenso en tu corazón valiente
sentiste el dolor del leprosodio cubano;
ahora eres libre como la flor del malva.

No habrán soldados enloquecidos,
barricadas humanas ya cansadas,
ni castrismos enfurecidos,
ni tumbas comunistas,
ni alacranes malditos,
ni estalinistas,  ni lenistas,  ni nazistas,
para ocultar por más tiempo a la Literatura
tu hermoso cuerpo,
hermoso rey de este verano.

Reinaldo Arenas, destellos de luz
en la plegaria callada y sacra de la vida.
Moriste por un deber, por un valor,
por un bello principio amordazado
en el mismo semiciclo de la guerra.
¡Ojalá que tu alcoba
se llene de limones, de naranjas azules y redondas,
de tiernos compañeros que te den la vida
No-dolor, no la muerte,
como todos los humanos.

Reinaldo Arenas, antes que anochezca,
mándame el libro de las flores,
para volver a leerte,
para volver a leerte,
antes que llegue
este azaroso verano de la muerte.

Con fusil en mano
prenderé una vela
por tu alma, por tu costado,
por todo lo que te hicieron los humanos,
porque en el mundo se acabe la guerra
y porque mañana
en el mismo semiciclo
de la guerra cubana
en busca de su libertad
el bello nombre
de Reinaldo Arenas
brille soberano,
antes que anochezca.

Iván Segarra Báez