No sé adónde llevóse la marea
de la muerte tu ser, pero yo exclamo,
con el inmenso amor con que te amo:
«¡Dondequiera que esté, bendita sea!»
No sé adónde llevóse la marea
de la muerte tu ser, pero yo exclamo,
con el inmenso amor con que te amo:
«¡Dondequiera que esté, bendita sea!»