Algo de tu esencia
se me queda en los ojos, Covaleda,
cuando sueño con el perfil de tus montes.
Me asalta un impreciso azar
que me obliga a volver,
obstinado,
tras las memorias olvidadas en tus breñas.
A volver me obligas
en busca de lo perdido.
A entregarme a ese empeño
que me lleva,
como a un amante vencido,
a recoger los fragmentos de un encuentro
fugaz
por los atajos de tus veredas,
Covaleda.
Pedro Sanz