Archivo de la categoría: Concepcion de Quesada y Loynaz

CONVERSACIÓN EN EL TIEMPO

Qué distinto abuela
tú vivir de aquel tiempo,
todo al compás del abanico,
fragor de espumas contra tu pecho.
Qué distinto abuela,
tu facilidad de lago quieto,
espejo de aquel momento.
Qué distinto abuela,
tu tazón de tila, canela o anís,
tu manso perro, la sombrilla,
y a podar el jazmín.
Qué distinta,
la dulzura de tu boca breve,
que abres para que hable tu dueño.
La cadencia de tus pasos,
si fueron pasos y no vuelos.
Quién pudiera abuela,
al vaivén del quitrín,
poder soñar tus sueños,
volver a tu jardín.
MALECÓN
Malecón,
cofre de recuerdos,
la niña,
la soñadora,
la que contemplaba
en otros ojos las olas.
Malecón,
entre ola y ola
el primer beso,
en el horizonte
el  sol  teñía  mis  mejillas
de amapola.
Malecón,
aquella niña,
es ahora,
un rostro de piedra,
con dos surcos
donde viven
implacables tus olas.

Concepción de Quesada y Loynaz

LEYENDA DEL MAGO DE LA GUITARRA

Cuentan que una vez,
un mago armado de sólo una guitarra,
llamó por una mujer imaginada.
Sabía su nombre,
eso, no es nada,
letras,  sílabas,
no carne, sangre, alma.
Habitaba ella en otro tiempo,
entre helechos adormecida estaba.
Cantaba en la lluvia,
en la brisa, en las olas viajaba.
Más fue tanto el ardor de aquella guitarra,
que cobró vida, dimensión en una palabra.
En el verdor gastado de un parque,
apareció ella; cautelosa, tímida,
altiva a la vez como el alba.
Al fin mujer creada al conjuro
del mago de la guitarra.
Ella con sus ojos de nubes,
fresca, limpia, serena como agua de playa,
reconociéndose al fin, en los ojos del que así la
llamaba.
Por vez primera viva,
no imaginada.
Cuentan los que la vieron,
que desde entonces está en ese parque sentada
prisionera en las cuerdas del  mago de la guitarra.

Concepción de Quesada y Loynaz

CASI NADA

Pendía mi vida
del hilo de tu mirada,
precario refugio
casi nada.
Colgué mi orgullo
a las puertas de tu ventana,
siempre cerradas puertas,
casi nada.
Tú  volvías entre espuma de borrasca,
casi, casi sin aliento,
como se  velan los muertos
en silencio esperaba,
casi nada.
Inventé un arco iris,
lavé los colores en la inquieta playa,
no lo viste,
tú no estabas,
casi nada.
Ahora recobro
vida, orgullo,
mi arco iris, mi playa,
te pierdo a ti,
casi nada.

Concepción de Quesada y Loynaz

CONDICIÓN PARA SER LIBRES

Ser libres,
todos soñamos con eso.
Crucial reto.
Conocernos primero ,
amarnos completos,
errores,  aciertos.
Conocer eso que somos,
lo lindo y  feo que llevamos dentro.
Así de simple,
sin esquemas.
Como niños,
quiero, no quiero.
Sordos a la precaución.
Es el disfraz de las jaulas.
Así felices,
sin culpas ni culpar
a nada, a nadie,
libres, listos para volar.

Concepción de Quesada y Loynaz

CERTEZA

La mitad de una sonrisa espera,
para completar la mía.
Unos ojos esperan,
no los sorprenderán los míos,
serán pupila e iris conjugados.
Cristales de sal, destellos compartidos.
Una mano sabe que en algún lugar
la mía la aguarda para construir la esperanza.
No habrá barreras, cumbres, mares,
si la voluntad acompaña.
Lista ya para esa búsqueda titánica,
ahora consciente, contra toda esperanza
de la mitad de mi escondida
en algún lugar de la galaxia.

Concepción de Quesada y Loynaz

NOTICIA ESPECIAL

La radio machacona,
repite noticias de siempre.
Mas yo espero una noticia capaz
de borrar lo gris del universo.
Lluvia de flores,
invasión de sinsontes,
marejadas de girasoles,
arribo de delfines.
Cualquier cosa diferente.
Última hora!
Llegada de extraterrestres
de una galaxia lejana,
con muchos brazos extendidos
capaces de estrechar manos,
dar abrazos,
sin prisas, y con múltiples oídos.

Concepción de Quesada y Loynaz

ABRIL DE LUTO

Vestido de luto está abril.
¿Qué decir ahora?
Cuando todo sobra.
Boca cobarde,
dique de acero,
para aquel torrente de amor sincero.
En ella yacen mustias palabras,
secos los besos, las posibles lágrimas,
hasta el adiós no dicho.
No importa nada ya,
adiós, distancia.
Cada tarde acudiré puntual,
tú estarás allí donde te evoco.
Materializado por mi amor.
Para ofrecerle a Dios,
este sentimiento condenado,
por cuerdos hombres,
que nunca han amado.

Concepción de Quesada y Loynaz

SUEÑOS

Anhelo una estrella
brillante, alta, serena,
para ti, para mí,
para los dormidos,
para los que en camino despiertos velan.
Quiero esa estrella,
resplandeciente, día y noche.
Un mundo la espera.
Convergencia de caminos
ante el entrañable portal.
Reencontrar lo perdido.
Ser niños de nuevo,
tomadas las manos,
cantar a coro,
con alegría, asombro.
Estrella, estrellita
ni lejana ni incierta,
segura nos llevas
a la ansiada puerta.

Concepción de Quesada y Loynaz