RIMA XXXI

   Nuestra pasión fue un trágico sainete
     en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave  confundidos
     risas y llanto arrancan.
Pero fue lo peor de aquella historia
     que al fin de la jornada
a ella tocaron lágrimas y risas
     y a mí, sólo las lágrimas.

Gustavo Adolfo Bécquer

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