ZAPATOS

Te esperaron bajo el árbol de las lluvias
mis dos corderos mansos.
Sin otro destino.
Creciendo hacia adelante en la neblina
llamando a voces a los tuyos
para habitar contigo
la Casa del Padre y del Hijo.
Entre barco y barco:
Trinidad, Taitao y Tenglo
te soñaron
vieron apariciones
hasta que un día no llegó más carga
                                               ni pasajeros.
Hasta que bajó a tierra la desesperanza
y mis zapatos extraviaron su nombre
se hicieron polvo
te lloraron
a trescientas millas de ti.

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