RUPTURA

Nos hemos bruscamente desprendido
y nos hemos quedado
con las manos vacías, como si una guirnalda
se nos hubiese ido de las manos;
con los ojos al suelo,
como viendo un cristal hecho pedazos:
el cristal de la copa en que bebimos
un vino tierno y pálido…

Como si nos hubiéramos perdido,
nuestros brazos
se buscan en la sombra… ¡Sin embargo,
ya no nos encontramos!

En la alcoba profunda
podríamos andar meses y años,
en pos uno del otro,
sin hallarnos…

Jaime Torres Bodet

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