LA OTRA

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le dabaLa Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo :  “Caperucita,quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque; ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú medigastus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes yesoscolmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda quesonpara oírte, olerte y verte mejor. No Caperucita, lo nuestroyano tiene remedio”. Entonces Caperucita, desconcertada por aquellaconfesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensandoen laclase de mujer que había conquistado el corazón de suamante.“Es ella, tiene que ser ella”, repetía la niña, mientrasbuscabadesesperadamente la casa de la anciana. “Abuelita”, gritó alfin,cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, “¿Cómopudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba”.“Lo siento”, dijo la otra, “nunca pensé quedar embarazada ami edad,y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,él es un lobo responsable, que no dudó por un minutoen ofrecermematrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrásque buscarte otro. Después de todo, no es éste el únicoloboen el mundo, ¿o no?”.

Mario Meléndez