El pedo exterminador Caga-Siete.

Del traductor de la Xaira,
heridos de la advertencia,
murmuraban en un corro
siete sabios de la legua.

Cada cual se iba apropiando
una de sus indirectas
muy pagado de no estar
comprehendido en todas ellas.

Clamaba un versiblanquista
contra el traductor poeta,
amenazándole hacer
pepitoria de sus piezas.

Otro prosador pedante
ponderaba en larga arenga
de todos los prosadores
la atroz e inaudita ofensa.

Un anti-epigramatista
de musa baja y ratera
en mil críticas pueriles
fulmina mil anatemas.

De un traductor insulso
resonaban las querellas
concitando en su venganza
la turba traduccionera.

Gritando un sectario triste,
de la frígida francesa:
«Juro hacer con la Raquel,
por ser judía una hoguera».

Habló un sátiro que tiene
de tal catadura señas
y dijo, medio rumiando,
«él me llevará otra vuelta,

que para eso tengo yo
cosecha de desvergüenzas,
y, aunque no letras, barberos
que desde Aragón afeitan».

Y del malvado Linguet
otro pesoró en defensa
inspirado del furor
de cierta sibila renca.

Aparécese a este punto
Huerta y sin que lo advirtieran
tan embebecida estaba
la mentecata asamblea.

Arrímase poco a poco,
y cuando estaba más cerca,
con horror de los malsines,
un tronante pedo suelta.

Aturdidos del estruendo
vuelven todos las cabezas
y al verle más aturdidos
se escabullen y dispersan.

Hácese público el caso
y todo el mundo celebra
del pedo dispertador
la ridícula historieta.

De suerte que aún los muchachos
gritan cuando a alguno encuentran:
«Allá va uno de los siete
en que se ha cagado Huerta».

Semejantes casos pasan
a
necios de malas lenguas,
y al que ladra por detrás
que le caguen o le pean.

Vicente García de la Huerta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *