Suben los días a un dolor sin ramas;
le grita a los de enfrente:
¡No miren al suelo!
Ya pasaste por aquí
y no miró nadie
ni vinieron a estrecharte otra vez.
Oliste la trizadura del cielo
y sus vidrios zanjaron tus mejillas.
Ni el viento esperó.
Amoratado el cuerpo sin respiro.
Una salvedad:
Yo te caía a pedradas.
![]() Cristián Basso |