Archivo de la categoría: Teodulo

MI HIJO Y EL MAR

                              1

   Sobre las arenas recién descubiertas quedaronvasijas. Dentro de ellas un líquido espeso. Allí puedemirarse pagando con un creciente escozor de los ojos. El humo de cadavasija únese en un solo humo, el líquido de cada vasijaes el pie común de todos los humos. Es una crineja de un solohumo tejida hacia arriba que sujeta el planeta a los tiempos de lacombustión y los espasmos.

                              2

   He sido señalado como el originador de lascópulas sólo por haber ensartado folios borroneados conmis manos inexpertas.

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   Ahora vengo a las playas como veraneante y traigo conmigoa Roberto para explicarle el surco que tracéarrastrándome y tratar de describirle la crineja de humo. El memira apenas un momento y luego me deja para jugar con la arena mojadade mar. Yo miro su pie y sonrío.

Teódulo López Meléndez

NO HAY REMOTO PARAJE SOLEDOSO

                             1

   Los primeros juegos del mundo lo suplantaron todo.Vertical el sonido reencarnó.

                             2

   Se gestó el tapiz pergeñado en la islade  los mendigos. Desvelado secreto primario el sueñodisolvió la terquedad de los sentidos.

                             3

   No hay remoto paraje soledoso. En la abertura veo elsilencio de las causas.

Teódulo López Meléndez

UN SILBIDO DE SILUETA

                             1

   Rastros serpenteantes las sombrillas sobre los gritosdonde se aboveda el viento. La sierpe es solitaria en la carne arenosa.Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimientode las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tóraxde las olas.

                             2

   Las cortinas se remueven con vagidos amoldados a lasformas en los vientos del inicio. El ruido,  quebranto. Oh, tormenta, escape, te miro desde el retiro de las algas y desde lasformas propicias que avanzan al acantilado.

                             3

   Las barbas crecen cobrizas de las máscaras que lasnubes asumen y un dictado se abre en los frascos de colores de losviajeros de las aguas. Los leños se hacen morisquetas a loscaminos de la cera y a la ringle de párpados hinchados. En lapiel de la frente de las hojas juega con el viento un tallo.

                             4

   Busco la aquiescencia cuando los dados fríosresbalan la pendiente. La sal se condensa en el cuero de licor deconvento y se ensarta cual hilo sosteniendo los bordes de los belfos.Oh, horizontal ondulación, hiende el aire un silbido de siluetaque se inclina cual gaviota.

Teódulo López Meléndez

PRISIÓN

                             1

   El disparate de los meandros hizo prisión, estoqueen las costillas. Atados al miedo, los metales. Las cigarras ulularonmentol, desatino.

                             2

   Abatí las hormigas. Quebré las bombillas apedradas. Cuando emergí, perdido el dolor, ya no era.

Teódulo López Meléndez

VÍSPERA

                             1

   Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos consombra de mareas, busco piedras. Brillor, en las escaramuzas delcuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el vuelo delcoco hasta el miedo limítrofe.

                             2

   Barahúnda, tonsura. Descifro incrustaciones de micuerpo esquelético. Encuentro cosas perdidas. Es noche, memoriaque me guía. Me pregunto si sumergirme ha sido cosa vana.

                             3

   Mi medida será la suave brisa. Pasarépáginas tantas como hisopos al murmullo. Me mojaré tantocomo las rocas de las aves nocturnas. Laceraré mientras la luna.No hay presagios, apenas sílabas con tallos.

Teódulo López Meléndez

LA GUITARRA SE DESTIÑE

                             1

   En las calles de su cuello la materia primera. Escasasaliva en mi ojo el agua de la amante.

                             2

   Croan los batracios en las manos de los brujos, muertos.

                             3

    A cincel la anemia corroe los cabrestantes de losganglios. Los  bandoneones, apenas, al dolor del oráculo.

                             4

   Avento la piel oscurecida en frazada sobre el río.Destemplo la osamenta, mendiga. De  mis  cicatrices escarniola guitarra se destiñe.

Teódulo López Meléndez

EN AQUEL LUGAR

                             1

   Extraños los acontecimientos de la mar, ciertas lasramas de los árboles. Las aves, los albores a la tarde.

                             2

   Vegetación, a la entrada de los vuelos. El espirales duro como los escollos que parten la marea.

                             3

   La espuma, donde siempre. Han enflaquecido, sí, loscaparazones. Con cansancio los regreso a la mar para que vuelvan.

                             4

   En aquel lugar morir sería largo, interminable,eterno.

Teódulo López Meléndez