Fragoso monte, en cuyo basto seno Duras cortezas de robustas plantas Contienen aquel nombre en partes tantas De quien pagó a la tierra lo terreno,
Así cubra de hoy más cielo sereno La siempre verde cumbre que levantas, Que me escondas aquellas letras santas De que a pesar del tiempo has de estar lleno.
La corteza, do están, desnuda, o viste Su villano troncón de yerba verde, De suerte que mis ojos no las vean.
Quédense en tu arboleda, ella se acuerde De fin tan tierno, y su memoria triste, Pues en troncos está, troncos la lean.
Si ya el griego orador la edad presente, O el de Arpinas dulcísimo abogado Merecieran gozar, más enseñado Éste quedara, aquél más elocuente,
Del bien decir bebiendo en la alta fuente, Que en tantos ríos hoy se ha desatado Cuantos en culto estilo nos ha dado Libros vuestra Retórica excelente.
Vos reducís, oh Castro, a breve suma El difuso canal desta agua viva; Trabajo tal el tiempo no consuma,
Pues de laurel ceñido y sacra oliva, Hacéis a cada lengua, a cada pluma, Que hable néctar y que ambrosía escriba.
No entre las flores, no, señor don Diego, De vuestros años, áspid duerma breve El ocio, salamandria más de nieve Que el vigilante estudio lo es de fuego:
De cuantas os clavó flechas el ciego, A la que dulce más la sangre os bebe Hurtadle un rato alguna pluma leve, Que el aire vago solicite luego.
Quejáos, señor, o celebrad con ella Del desdén, el favor de vuestra dama, Sirena dulce si no esfinge bella.
Escribid, que a más gloria Apolo os llama: Del cielo la haréis tercero estrella, Y vuestra pluma vuelo de la Fama.
Tres veces de Aquilón el soplo airado Del verde honor privó las verdes plantas, Y al animal de Colcos otras tantas Ilustró Febo su vellón dorado,
Después que sigo (el pecho traspasado De aguda flecha) con humildes plantas, (¡Oh bella Clori!) tus pisadas sanctas Por las floridas señas que da el prado.
A vista voy (tiñendo los alcores En roja sangre) de tu dulce vuelo, Que el cielo pinta de cient mil colores,
Tanto, que ya nos siguen los pastores Por los extraños rastros que en el suelo Dejamos, yo de sangre, tú de flores.