Sobre mi brazo izquierdo una polvareda, hormigas. La luzciega la hendidura del sol y el sombrero. Un racimo se acoda en unabaraja. Caen del vino tatuajes en franjas. Sobre el edredón,nada.
2
Los ladridos me sobresaltan, no sé si el agua haengullido los cuerpos o si se llama a los perros al festín delos lamentos. Descubro entre árboles el miedo y me yergo en latarde de la luz que engaña.
3
Una gota se desliza sin alcanzar las letras. Me detengo amirar los árboles de esta calina pavorosa. Vidrios, sobre el rasdel suelo. Ella, en los reflejos.
Desde el tronco el perfil de las arenas y las huellassobre los fondos, libro. Adentro los espacios. Me lamo un dedocon la lengua cuarteada por los vientos.
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Entró en mi boca, en la sal. Mientras, no se muere.Sobre el rostro la lluvia e ignorado se permanece, en esta intensasoledad de las dos aguas, tranquilo, a merced.