Archivo de la categoría: Gutierre de Cetina

A los huesos de los españoles muertos en Cast

Héroes gloriosos, pues el cielo
os dio más parte que os negó la tierra,
bien es que por trofeos de tanta guerra
se muestren vuestros huesos por el suelo.

Si justo desear, si honesto celo
en valeroso corazón se encierra,
ya me paresce ver, o que se atierra
por vos la Hesperia vuestra, o se alza a vuelo:

no por vengaros, no, que no dejaste
a los vivos gozar de tanta gloria,
que envuelta en vuestra sangre la llevaste,

sino para probar que la memoria
de la dichosa muerte que alcanzaste
se debe envidiar más que la victoria.

Gutierre de Cetina

A la princesa de Molfeta

Como al rayo de sol nueva serpiente
en virtud del calor sale y se aviva,
muéstrase más lozana y más altiva
y el esfuerzo y valor doblado siente,

y como mientra el sol no es tan caliente,
la falta del calor hace que viva
tímida, solitaria, obscura, esquiva,
do ni la puede ver ni vea la gente,

tal ha sido de mí, señora mía,
que en virtud del calor de los favores
mientra el sol me duró, ledo vivía,

hasta que los helados disfavores
hicieron encoger mi fantasía,
esconderme y huir de los amores.

Gutierre de Cetina

Al duque de Sessa

Como al salir del sol se muestra el cielo
más claro y más alegre y más gozoso,
y como en el venir de abril hermoso
de flores se matiza y lustra el suelo,

tal, movido por vos de honesto celo,
se muestra ufano el mundo, deseoso
de veros ya llegar al glorioso
término [a] que llegó el único abuelo.

Sólo en veros salir, sólo del nombre
de Gonzalo Hernández tiene espanto
cuanto ciñe Apenín, Adria y Tirreno.

¿Cuál será, pues, señor, que no se asombre
viéndoos volver con el honrado manto
de palmas, de trofeos, de glorias lleno?

Gutierre de Cetina

Soneto de Gutierre de Cetina, siendo enamorad

Si como vas, Lusitano, yo fuese
do el alma dejé, que no debiera;
si como verás presto la ribera
del hermoso Pisuerga, así la viese;

si como partirás do yo partiese,
y llegarás do yo llegar quisiera;
si el bien que verás tú, yo ver pudiera,
y el poder ir como tú vas , tuviese,

estos húmidos ojos que llorando
te mueven a piedad, vieras gozosos
andar, su mayor bien manifestando.

Mas ordenan los hados enojosos,
porque lo sienta más, irme alargando
los días del destierro trabajoso.

Gutierre de Cetina

Al duque de Alba

Señor, mientra el valor que en vos contemplo,
el ánimo, el saber, alabar quiero,
con el bajo decir, torpe y grosero,
del alto desear la furia templo.

Vuestras obras serán, pues, vuestro ejemplo;
vos vuestro coronista verdadero;
vuestra virtud será el más cierto Homero
que a la inmortalidad os abre el templo.

No dejéis, señor, ser alabado;
mas al principio que lleváis tan alto
dad en lo por venir alegre efeto:

que si el triunfo del mundo es pobre y falto,
si corresponde mal con tal sujeto,
allá os le tiene el cielo aparejado.

Gutierre de Cetina

A don Jerónimo de Urrea

Ni la africana sierra excelsa y brava,
ni las bárbaras armas, crudas, fieras,
ni tu sangre esparcida en sus riberas,
que el cielo de la honra derramaba,

ni la furia cruel que trastornaba
ante ti tantas naves y galeras,
ni el viento que en el campo las banderas
del fiero Marte a su pesar postraba,

ni la gálida espada y torre fuerte,
ni en Dura el duro asalto y duro hado,
contra del cual no hay fuerza que resista,

pudieron por más mal darte la muerte,
Iberino pastor desventurado,
y agora mueres de una dulce vista.

Gutierre de Cetina

Al Conde de Feria

Mientra el franco furor fiero se muestra
en uno con el bárbaro tremiendo,
mientra el consorcio protestante, horrendo,
turbar piensa la fe y la patria nuestra,

Marte os arma, señor, la mano diestra,
a la cual la victoria está atendiendo,
a aquel vestigio de valor siguiendo
que a la inmortalidad virtud adiestra.

Ya me paresce ver de vuestra gloria
el alto resplandor ilustrar tanto
que al paterno poder hará la vista.

Sólo tengo temor que tanta historia
puesta no quedará en eterno canto
si vos de vos no sois el coronista.

Gutierre de Cetina

Al secretario Gonzalo Pérez

«No más, como solía, jocundo y vago
te veo correr dorando tu ribera,
mas, turbio de mis lágrimas, la fiera
llama creer que yo llorando apago.

»Ya no te muestra el cielo aquel halago
con que suele adornar tu primavera,
ya no es tu claridad la que antes era».
decía Pireno contemplando el Tago.

«¿Qué será de ti, mísero Pireno,
—tornó a decir llorando—, si el pasado
tiempo no torna alegre cual solía?»

Vandalio, que el dolor de mal ajeno
hacía recordar su propio estado,
lloraba de piedad mientras le oía.

Gutierre de Cetina

[Al marqués del Vasto]

Aquella luz que de la gloria vuestra,
invicto Alfonso, tanto resplandece,
mientra de otros errores escurece
la fama, más que el sol clara se muestra.

Animoso valor la mano diestra
os rige (antes a ella se engrandece),
y aquello que entre nos valor parece,
es hechura de vos, no cosa nuestra.

Si así, como es razón, escrita en suma
vuestra tanta virtud ver os agrada,
y que escritor no usurpe vuestra gloria,

a imitación de Cesar, con la pluma,
mientras que reposar dejáis la espada,
haced eterna vos vuestra memoria.

Gutierre de Cetina

Respuesta de Vandalio [a Cariteo]

Ni la fuerza del mal, ¡oh Cariteo!,
ni estar lejos del bien desposeído,
ni la mente, verdugo del sentido
cuando más apretada es del deseo,

atormenta tu alma, a lo que creo,
tanto, aunque tanto lo has encarecido,
que si te acuerdas quién la causa ha sido
no juzgues tu llorar por caso feo.

Consuélate, ¡oh pastor tan venturoso!,
pues que éstas del amor solas las flores
y sólo el ser ausente te atormenta.

Déjame a mí llorar, que en los amores
un solo recelar fiero, rabioso,
hace que los demás apenas sienta.

Gutierre de Cetina