Archivo de la categoría: Carlos Etxeba

¿DE QUÉ ESTÁ HECHO TU AMOR?

¿De qué está hecho tu amor,
de oro, de plata
de nobles cuños
o de hojalata
y de terruños?
¿Es amor fuerte
y está seguro
o débil, frágil
y está inmaduro?

¿Es como un viento
que se desata
que arrasa todo
y todo mata
o solo un viento
de primavera
que apenas nace
muere y no queda?
¿Es cual la garra
de los leones
como la espada
de las pasiones
o muda y cambia
en sus intenciones
conforme mueren
sus ilusiones?

¿De qué está hecho tu amor?
De oro, brillantes
y de luceros zigzagueantes
o de palabras
que dan los niños
que son cambiantes
cual los colores
de tus corpiños?

¡Si tu amor fuera
perseverante,
libre, sereno,
centelleante,
te adoraría
titubeante,
me rendiría
tan humillante
que temería
silabeante
morir de gozo
por ser tu amante!

Carlos Etxeba

COPLAS DE AMOR

EN PEKÍN

Perdí en tu boca la rosa
y en tus manos el jazmín.

Perdí en tus pies el velero
que me llevara a Pekín.

En Pekín yo encontraría
el contacto de tus manos
y esa sonrisa preciosa
que te circunda los labios.
 

SI VOY AL PARQUE

Si voy al parque te encuentro
entre rosas y azucenas.

Si voy al puerto te encuentro
entre las olas del mar.

Si voy al monte te encuentro
entre montañas morenas.

¡No tengo que andar muy lejos
para encontrarte en mis penas!
 

TE ODIO

Te odio hasta el extremo de quererte.
Te odio porque me muero de amor.

Te odio porque no me quieres,
ni me tienes compasión.

¡Almaceno tanto odio
que revienta el corazón!
 

VUELA AL AIRE

Vuela al aire tu mirada
y no se fija en mis ojos.

Pestañean tus pestañas
y no reparan en mí.

Tengo el alocado empeño
de andar siempre tras de ti.
 

PARA MIRARME ASÍ

Para mirarme así,
más vale que nunca me hubieses mirado.

Para hablarme así,
más vale que nunca me hubieses hablado.

Para besarme así,
más vale que nunca me hubieses besado.
 

LA MAÑANA

La mañana se ha vestido
con una capa de niebla
con bordados de escarlata.

Lleva diademas de plata
y un anillo de marfil.

En los lagos de sus ojos
sobre las aguas corrientes
llora lágrimas la fuente

¿Será por ti o por mí?
 

EN LA PRIMAVERA

En la primavera hermosa
mi amor es un estallido

En el verano radiante
mi amor es como un bramido.

En el otoño brumoso
mi amor es hondo quejido.

Y en el invierno del alma
mi amor es solo un suspiro.
 

AL ESCONDITE

Los niños juegan al escondite:
Matarile-rile-rile.

El viento se esconde detrás del poniente:
Matarile-rile-rile-ro.

El poniente se esconde detrás de la fuente:
Matarile-rile-rile.

La fuente se esconde debajo del puente:
Matarile-rile-rile-ro.

¡Tu amor se ha escondido detrás de la frente
y nadie ha encontrado ni un rastro de amor!
 

A LAS NUEVE

El cielo a las siete
es un naranjal
de grandes naranjas
con ramos de azahar.

La tierra a las once
es como un vergel
de claveles blancos
de seda y papel.

El cielo a las doce
tiene mucha sed.
Bebe de tus labios
su zumo de miel.
 

POR EL PORTAL DE LA LUNA

Por el portal de la luna
se ha colado de rondón
una mariposa blanca
que habitaba en mi interior.

Entre grandes aleteos
de enamorados deseos
quiere decirte “te quiero”.

Carlos Etxeba

PASOS

Los pasos son relojes contadores
de horas fugaces que se escapan.

Son inquietos minuteros diminutos,
pequeños momentos futuros ya acabados,
fugaces recovecos de pequeñas sensaciones ya pasadas.

Pasos que se dan cortos
para no tropezar por senderos complicados
en noches de faroles inquietos, cuando te observan los astros.
Pasos que se paran de repente confundidos,
presintiendo un abismo cercano.

Pasos que se dan largos y seguros, sin tropezar con sombras,
envueltos en la antorcha de un sol en llamaradas.

Pasos que se dan rápidos por miedo,
cuando el viento acuchilla la garganta de la noche amoratada,
que escapa de una muerte ya anunciada.

Pasos que se dan lentos  por prudencia
y retroceden al menor reparo.

Pasos enloquecidos que en el aire
son reliquias de un tiempo malgastado,
siempre al acecho de un momento especial
que no aparece,
siempre al acecho de algo indescriptible
que no pasa.

Solo se queda el eco de los pasos
cortos, largos, lentos, rápidos,
que pasan, pasan y pasan
confundiéndose con otros muchos pasos
que también pasan y pasan.

Carlos Etxeba

DE REPENTE LAS GOLONDRINAS

Las termitas en las nubes
rasgaron de repente el telón del firmamento.
Hicieron una grieta enorme en el otoño amoratado
y de la jaula del viento se escaparon todas las golondrinas.

Con sus levitas ceremoniales
las invitaron a los palacios del sur
donde hay pasteles colgados de las nubes
y  caramelos de fresa en las sombras del jardín.

Se quedaron tristes los parques y los patios,
las avenidas y las rotondas, los tejados y los balcones,
los ojos de los niños y las flores.

Escribieron en el aire
una carta de despedida en un idioma extranjero.
La firmaron los saltimbanquis del aire
con exhibiciones de saltos mortales y piruetas de despedida
en el columpio del viento.

Por la emoción y las prisas
se olvidaron las maletas en un rincón de la estación.

Volverán a recogerlas.
cuando les invite el sol
con sus levitas ceremoniales
al palacio de verano,
donde hay bombones colgados
de los rayos de la luna
y una tarta de merengue en la mejilla del sol.

La carta de despedida se perdió
en un arcón de la estación
de los que guardan recuerdos
y declaraciones de amor.

Carlos Etxeba

¡POR CADA SONRISA

Por cada sonrisa
 que uno desprecia,
salta una ola arisca
que la brisa arrecia.

Por cada promesa
que uno se olvida
una estrella sabia
se muere afligida.

Por cada mirada
no correspondida
la chispa de una rayo
salta enardecida.

¿Dónde está tu esfuerzo,
dónde tu grandeza,
dónde la esperanza
que no se refleja?

¿Dónde está tu llanto
que no llega a tanto?
¿Dónde tu quebranto
que empañe tu canto?

Sólo una caricia.
Sólo una mirada.
Sólo una palabra
dulce y reposada.

Un abrazo fuerte.
Un gesto de amigo.
Una mano dulce
que alegre el camino.

Por cada promesa
que uno se olvida,
una estrella sabia
se muere afligida.

Por cada mirada
no correspondida
la chispa de un rayo
salta enardecida.

Por cada sonrisa
que uno desprecia
salta una ola arisca
que la brisa arrecia.

Carlos Etxeba

CUANDO VAS A LA IGLESIA

—Mas, cuando vas a la iglesia,
¿por quién rezas, vida mía?

Mientras movías los ojos
más de ángel que de niña,
un hoyito picaresco
apareció en tu mejilla.

—Rezo para que los pobres
no sufran el hambre fría
para que tengan vestidos
que la desnudez alivian…

Y yo proseguí insistiendo
en oír tu letanía.
—Mas, cuando vas a la iglesia,
¿por quién rezas, vida mía?

—Rezo para que en las guerras
no se maten a porfía,
para que el odio se acabe
y las disputas sombrías
y la paz venga a los hombres
dejando ya las envidias.

Y proseguí insistiendo
en oír tu letanía.
—Mas, cuando vas a la iglesia,
¿por quién rezas, vida mía?

Mi miraron tus ojazos
que el gran secreto encubrían
y una lágrima rodando
por tus mejillas corría.

—¡Rezo para que ese chico
de quien me viste prendida
se me declare rendido
y el amor sea su guía!
¡Rezo para que muy pronto
sea su esposa yo un día!

Y cerrando tus ojazos
que el gran secreto encubrían
rezabas, toda tú absorta,
una larga letanía…

Carlos Etxeba

SARDINERA DE SANTURCE

—Sardinera de Santurce
de la falda arremangada
¿dónde vas tan de mañana
apenas florece al alba?

—Voy a vender mis sardinas,
mis sardinas plateadas.
Como no tengo marido
que me retenga en la cama,
como no estoy ocupada,
ni siquiera enamorada,
salgo de prisa y corriendo
por la calleja encorvada.
Apenas una azucena
reluce entre las montañas
y un gran ramo de rosas
brilla en el cielo escarlata,
ya despierto a mis vecinos
con mi voz almibarada

¡Sardinas, mis sardinitas
que colean y se escapan,
son sardinas de Santurce,
del mar que sus costas baña!

—Si tú quisieras, preciosa,
sardinera arremangada,
yo te daría un marido
que te dejase en la cama
en lugar de andar gritando
por la calle encorvada.
¿Os es que prefieres quedarte
con las sardinas mojadas?

—¿Con es cara que tienes
iba yo a  estar tan chalada
como para preferirte
y retenerme en la cama?
¡Anda,  déjame tranquila,
que a mí no me da la gana
que prefiero a mis sardinas
las de la piel nacarada!

¡Sardinas, mis sardinitas,
que colean y se escapan,
son sardinas de Santurce,
del mar que sus costas baña!

Carlos Etxeba

MÍRAME PARA QUE VEA

Mírame para que vea.
Tócame para que sienta.
Ámame para que viva.

¿No ves que no puedo
respirar sin tu aliento,
que no puedo caminar
sin tu compañía?

¿No ves que se hace de noche
si cierras los ojos
y me cercan las vallas
si ocultas tus manos?

Hacia el farol de la luna
vuela mi corazón ajetreado
y en el tapiz azul de la noche
las estrellas empaparon de suspiros
todas mis lágrimas mudas.

¿No ves que estoy muerto por dentro?
¿No sientes mis raíces sedientas?
¿No adivinas mi pálida soledad?

Mírame para que vea.
Tócame para que sienta.
Ámame par que viva.

Carlos Etxeba

PÁJARO EXTRAVIADO

Pájaro extraviado y solitario
flecha perdida en la diana azul del universo.
A fuerza de contemplar tu mezcla de aire y cielo
estremecimiento y ternura
he perdido la extrañeza de tu origen misterioso.

¿A través de qué montañas gigantescas vienes?
¿Cuál es tu origen angélico?
¿En qué primer estremecimiento deliró tu ternura?

Eres una eclosión de armonía y ritmo evolventes,
una inquietud volátil,
un delirio estremecedor,
una luz de amanecer,
una fruta musical
caída de la rama del árbol vivo del aire.

Tu diminuto corazón asustado
es tan puro como el cielo en que moras,
como la llama de una estrella perdida.

—¡Brutal, despiadado cazador!
Retira, piadosa, la escopeta
y deja volar a este diminuto corazón alado,
extraviado en la misteriosa luz del universo.

Carlos Etxeba

DEL MAR LAS ESPUMAS

¿Del mar?
Las espumas.
¿Del lago?
Las brumas.
De tu cara hermosa
las sonrisas tunas.

¿Del jardín?
La rosa
¿Del amor?
La diosa.
De tus dulces ojos
la expresión sabrosa.

¿Quién no te supiera
decir la verdad
y no se admirara
de tanta beldad?

¿Quien no te quisiera
tener, sin pensar
que quizás perdiera
toda libertad?

¿Del huerto?
Los brezos.
¿De tu amor?
Los rezos.
De tu ardiente cuerpo
los profundos besos.

Carlos Etxeba