Frida,
esa mujer que mira
por los agujeros de su vientre,
enroscando sus venas, cicatrices
donde aquietar su furia sobre lienzos,
la esclava de pasiones, de puñales
que retratada-atada
está
entre girasoles,
que escupe y carajea
ante injusticias
desde su cuna-cama-dura-quieta,
recortada en pedazos
su columna.
Frida, la de los clavos
clama,
retorcida cadera inmóvil
entre pájaros-pinceles,
revoluciona tiempos,
agitanda de amor
por su Rivera.
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Silsh |