¡Oh, rosa inmemorial! ¡Oh, rosa pura!
Tú alumbras las tinieblas de mis días,
en este otoño de mañanas frías,
que sólo en ti conserva la ventura.
Oh, flor emblema y cifra de hermosura,
rosa de mil maneras , alegrías
del tiempo en que a la infancia despedías
con presagios de llantos y amarguras.
Quisiera yo que mi postrer mirada
se llevase tu luz y tu pureza
en el fondo del ojo retratada,
para que, al retornar a la naturaleza,
fueses devuelta a tu primer morada
al origen de toda tu belleza.
Manuel Parra Pozuelo