Pensarás tú
que mi amor por ti ha muerto
como muere el otoño
al llegar el invierno?
Pensarás tú
que en mis lánguidos pensamientos
tú ya no habitas
desde largo tiempo?
No, no pienses eso,
mi amor existe aún,
mi amor por ti no ha muerto,
está impregnando mi corazón,
mi mente, mis pensamientos,
está impregnando mi vida
y llenando de esperanzas
mi corazón entero.

Teresa Aburto Uribe

Te doy, en este papel,
un pedazo del ser que me pertenece,
un poco
un poco del sol que me alumbra a diario,
un poco de Dios que me fortalece.
Te doy, en este papel,
insignificante espacio de inspiraciones,
un poco de mis tardes tan solitarias,
un poco de mi risa que existe siempre.
un poco de silencio poblado de locuras,
un poco de mi pasado y de mi presente.
Te doy, en este papel,
un poco de mis ganas de andar la vida,
un poco del calor de un verano sureño,
un poco de cordillera, de Pacífico y nieve.
En fin, te doy un poco de todo lo que soy,
porque soy esto que vea a diario,
con el Sur prendido entre los labios,
con las palabras como único puente.
Con un único tesoro, esta poesía
que se abre para vos en este instante
para hacer de la amistad un estandarte
para agradecer esta oportunidad
que nos dio la via.

Teresa Aburto Uribe

Este dulce y ciego dolor de amarte,
extraño modo de morir en vida,
suave sensación vaga y perdida
de tenerte a mi lado y adorarte.

Esta oscura soledad, amor errante,
soledad tuya que hice mía,
este repetir, extraña letanía,
tu nombre, amor, hasta atragantarme.

Este miedo al silencio, cruel y cortante,
al tiempo que pasa, a dejar de amarte,
este miedo al encuentro, cruel ironía

a saber que tú estás y yo no sabía.
Este extraño amor, paloma errante,
imposibilidad fatal, mas quiero amarte.

Teresa Aburto Uribe

Volé en tu recuerdo
en una hora de sosiego,
me escapé hasta tu espacio
me refugié en tu cielo.
Te busqué entre las dunas
doradas de este puerto,
te busqué entre la bruma
casi muerta del silencio.
Te soñé como a gaviota
que libremente remontó vuelo,
te soñé como a un albatros
que despliega sus alas al cielo.
Estuve en ti, como la tierra,
acunando en paz el océano,
y en ese estar tan sublime
me entregué a ti sin miedos.
Estuve en ti y entre tus alas
me refugié con mis silencios
y descubrí en ese instante
que eras libre como el viento.
Volé hacia ti, escapando de mis miedos.
Soñé contigo, con tu espacio y tu cielo
me crecieron alas y me mataste al vuelo.

Teresa Aburto Uribe

De nuevo lo mismo de ayer,
las mismas calles, la misma gente,
la misma sonrisa, las mismas cosas.
Todo es igual, es igual mi nostalgia.
Todo es igual a ayer,
y tal vez todo sea a igual a mañana.
Todo es igual, nada cambia.
El mismo espejo en el que miro mi rostro,
la misma luz que alumbra mi almohada,
el mismo reloj, la misma cama.
Todo es igual, nada cambia.
Un escritorio, un teléfono,
un café a las cuatro,
y para no perder la costrumbre
unas cuantas carcajadas.
Un cumplimiento de horario
y un chau, hasta mañana.
Y de nuevo sola.
Todo es igual… nada cambia.
Nada cambia, porque yo no cambio.

Teresa Aburto Uribe