México está en mis canciones,
México dulce y cruel,
que acendra los corazones
en finas gotas de miel.

Lo tuve siempre presente
cuando hacía esta canción;
¡su cielo estaba en mi frente;
su tierra, en mi corazón!

México canta en la ronda
de mis canciones de amor,
y en guirnalda con la ronda
la tarde trenza su flor.

Lo conoceréis un día,
amigos de otro país:
¡tiene un color de alegría
y un acre sabor de anís!

¡Es tan fecundo, que huele
como vainilla en sazón
y es sutil! Para que vuele
basta un soplo de oración…

Lo habréis comprendido entero
cuando podáis repetir
¿Quién sabe? con el mañero
proverbio de mi país…

¿Quién sabe? ¡Dolor, fortuna!
¿Quién sabe? ¡Fortuna, amor!
¿Quién sabe? dirá la cuna.
¿Quién sabe? el enterrador…

En la duda arcana y terca,
México quiere inquirir:
un disco de horror lo cerca…
¿Cómo será el porvenir?

¡El porvenir! ¡No lo espera!
Prefiere, mientras, cantar,
que toda la vida entera
es una gota en el mar;

una gota pequeñita
que cabe en el corazón:
Dios la pone, Dios la quita…
¡Cantemos nuestra canción!

Jaime Torres Bodet