Escapaba un suspiro,
en aquella negra habitación,
mas dos cascadas derramadas,
creando en mi cara el dibujo del dolor.

Oía suspiros y llantos,
que escapan de la razón,
malditas guerras ensangrentadas,
que niegan a las almas,
el sentir del corazón.

De rodillas pedía,
a mi sagrado corazón,
Dios mío no me dejes,
no aguanto este dolor.

Corazones de hielo,
que no sienten ni el amor,
díganme ustedes,
porque sentir tanta humillación

no más sangre,
no más violación,
han hecho de mi alma,
un rincón sin corazón.
Nunca más volverá a oír ni sentir,
ni gritos ni llantos,
que no me dejan vivir.

Ya  no podré sonreír,
armas y cuchillos,
desgarraron mis sentidos
negándome todo consuelo,
a un inocente llevado al suicidio.

Me quité el alma,
negándome la vida,
para no ser así más testigo,
de tanta infamia.

Sujeté mi cuerpo, y encomendé mi vida, aquí tenéis
poderosos, lo que  andabais buscando, coged cobardes
mi vida.

Rosalía Vergara Medina

Un latir quiere querer,
Y sin darme cuenta
Me lo he vuelto a creer.

Vuelves a mi cada atardecer,
Regalandome promesas,
Que envueltas en bellas palabras,
No me piensas conceder.

La luz del amanecer, me hace despertar,
Darme cuenta,
De que ha vuelto a suceder.

Que tus mentiras convencieron,
A este pobre corazón,
Anhelado de cariño y harto de razón,
De que amor me dabas,
Y no solo pasión.

Mas grande se ha vuelto mi desdicha,
Cuando el sol mostraba la verdad,
Cuando mis ojos torturados por las lágrimas,
Vieron tu deslealtad.

Y esta noche te diré que no y ya no voloverás,
No abriré mi ventana, ni mi corazón.
Mi único aliento serán las lágrimas y el dolor.
Que tus mentiras han calado,
Creando confusión,
Amor rencor… odio, temor…
Han hecho de mi esencia,
Un mar de frustración.

¿A quién entregaré mi corazón?
Tan roto, tan destrozado,
Quién va a querer,
Un alma sin amor.

Vuelves de rodillas,
Suplicando perdón,
Rogando que es mentira,
Que solo fue confusión.

Efímero como el aire,
Sin esencia como la luz,
Llenar mi alma no puedes,
Aunque lo intentes con virtud.

Mi alma esta vacía,
Mi mente fuera de luz,
Mi corazón inerte,
Mi vida se ha vuelto un ataúd.

Rosalía Vergara Medina