A Belia Segarra

«Una tregua enla raíz del duelo.
Una tregua deespiga y bronce
solicitamos
los ardientesgrumetes del catastrófico naufragio.»

Miguel Labordeta

    -1- (primera postal)

CLARO que intento la esperanza
—lo único que nos dejó la curiosidad de Pandora,
la jeva fatal de La Teogonía—,
por eso me parece escribo letras
aráño las paredes de los baños
y sollozo
(queriendo sonreír)
cuando, acuclillado en los armarios
más íntimos de la noche occidental,
abigarrada amalgama de bestias y de polutas máquinas
contemplo tantos niños que escriben
nombre de niña debajo de mugrientas almohadas,
tantos narcómanos nadando en los charcos fétidos
de las cunetas desoladas,
tantos ajados rosales en la tétrica silueta
de la global miseria, pozo abierto hacia el espanto.

Por eso escribo incertidumbres
algún suspiro con nombre de satélite marciano,
me estoy, me soy,
consciente y poseso;
poseo todas las abyectas tentaciones
del animal colonizado,
de los pérfidos apátridas y de los inútilescónsules…
A Dios gracias
he aprendido a caminar sobre el tierno hielo
y he hollado las brasas de las hirvientes hogueras
que anuncian la mañana:

El Malo no entrará por la carne
porque Soy,
y desinteresadamente amo.

Y por ello entiendo:
Alguien tiene que azotar al mundo
arrojar con arrojada fiereza
a los jodidos mercaderes de los templos
y los bancos, cueva de usureros sanguinarios.

Mientras tanto mi piel extraña la caricia
y emerge su recuerdo en esta noche donde vive mi lengua sumergida.

     -2- (segunda postal)

Este es un segundo intento: para saber
y para decir que el penúltimo intento,
antes de la segunda muerte,
era tal vez interesante y tal vez Rosa Azul.
Sin embargo ahora todo se con funde
kaos- pan- eros- exquisito,
todo se llama y se atrae como el imán, eternamente.
Y ello me arrebata y me consume.
¿El tiempo leve, o el polvo del camino?
El karma de este río no se aclara,
ay, ay, ay sus ondas infinitas…
y ahora ya no sabemos nada
lontananza fantasmagórica,    abisal.

    -3- (tercera postal y penúltima)

«… siquiero redundar redundo»

Luis RafaelSánchez en Quíntuples

El lenguaje es tan pueril
aquí en donde habito.
Los que poseen las gramáticas
vanos son e inútiles
tanto! que tengo que acudir al deletreo
de la sin razón y de la nada: Dada

Ese es el gran dolor
de los demonios demagogos
agachados detrás de cada sílaba,
ese es el pérfido dolor que nos infligen:
La ausencia de la Voz.

Sólo el gesto
la generosa mano
        el beso abierto
la paloma cruzando su mirada
los gusanos comunes en la fosa
íntima,
    volcados
        en festín
            de horashúmedas
contra los comemierdas, los judas y los tristes millonarios.

     -4- (cuarta y obviamente última postal, sinolvidar
     que los primeros dicen son los últimos)

Nunca estuve allí
Y Todo esto es el dolor de muertos paraísos.
Perversos arcángeles piensan para mí toda esta absolutanada.

La comparsa siguió su juerga, ya sin mí, por esos amadostugurios de la noche.

Edgar E. Ramírez Mella

He aullado por tu alma
como lobo rabioso he aullado alucinado
todas las lunas llenas del amor inmemorial.

He aullado persiguiendo tus pasos por esquinas
y tugurios donde reconocen tu sombra
y cornisas de los rascacielos de babeles de sueño
y ciudades sonámbulas detrás de los espejos másdiáfanos.

He bebido días enteros con sus noches en cálices amargos
he sabido esperarte bajo la sombra de otro amante
por encima de otras bocas que han querido inútilmente
robar ese sabor a mi que llevas en tu lengua.

He salido corriendo de mi casa
quedando desolado en medio de la calle
y al fin llegas vociferando lunática mi nombre a mis espaldas:
me alcanzas en el correr de avenidas desiertas,
Ah !  entonces mis ojos apagados recuerdan todos los aullidos
toda la ausencia y ya no puedo devorarte
avalanzarme sobre tus tibias entrañas   lamer tus manos
tu cara y tu sexo dulce de náyade y pato salvaje,
sólo balbuceo   torpe   cántaroroto    prematuro semen derramado
sobre las sábanas y tu gran sonrisa insatisfecha hechavómito
gelatinoso y corrosivo en la pequeña habitación iluminada
con tu cuerpo que vuelvo a perder,
irremediable tu alma sin rescate.

El alba sin tus cabellos castaños y tus nalgas de princesa
taladra mi corazón de lobo
y vuelvo a ser irracional aulliido
traspasado por los obscuros yelos de la luna
invocando tu alma en el infierno sin mis labios.

Edgar E. Ramírez Mella

«Amo lo tenaz que aún sobrevive en mis ojos»

P. Neruda

Alzo los ojos, futura habitación de nerviosos gusanos,
más allá de los vientos terrestres
saturados de plegarias de profetas de la guerra y la muerte,
alzo los ojos, más allá de la lluvia
a cántaros de zinc y de cristal sus tintineos,
—pálida sangre sobre los tejados—,
más allá de la ausencia y mis brazos desiertos,
saco la lengua y alcanzo entrepiernas astrales y ojivas celestes
hasta lamer el vacio intenso y fértil.

En la ciudad  ningún rosal florece,
ejército de pasos y paraguas,
timbres de teléfonos lejanos,
mudos reflejos de televisores y neones nocturnos,
furtiva e inútil solidaridad de relojes veloces,
desamor de quienes dormían en mi sueño y soñaronmi almohada.

Para ese dolor no bastan los fuertes licores de las islas
ni los mágicos frutos del shamán,
para ese dolor, que no es dolor, no bastan esos cuerpos
que no se repetirán con la mañana próxima,
no el débil brazo del amigo más fiel,
frágil y vano como el día más cercano ahoraextinto,
para ese dolor, no,    no bastan
ni el preñado vacio ni el loto esplendoroso…

Entonces bajo los ojos por la arena y la espuma y el musgo
y el beso que rodó por el suelo y el polvo,
y dejo a los vientos jugar con mi pelo
donde quiera ir la libertad arrojando mi suerte.

Edgar E. Ramírez Mella

Pedazos de cristales en los labios
¡Ah!  Pulmones de madera y polen
tequila y ginebra explosión de pájaros
el evangelio según San Mateo
y crucificados invertidos
Dicen:
¿Qué piensa Whitman desde el Hudson?
¿Qué piensa Borges desde su oratorio deslumbrado?
¿Qué piensa Poe desde su casa estremecida y Ulalume?
Yo cumplo con mi rito anal
sobre las calles
        refriego el amanecer
y amo la noche
        con sus paracaidas
Mientras el señor X
compra un dolor de cabeza por cuatro años
Pasajera     pajarera    dicen
versos nucleares
        y palabras de hidrógeno
nuevas mutaciones para ese infierno verde
que creció hasta el cielo en Hiroshima

¡Qué chamusqueo de alas!
¡Qué precipitación de ángeles!
¡Qué nubes de arenas incendiadas!

Sordo clamor
        dicen
y el dolor se abre
        amapola ebria
y el hombre mega canta
y se esconden las palabras
detrás de los armarios
detrás de cortinajes
debajo de las sillas
sobre los aleros de la catedral
en los aserraderos
detrás de tu sonrisa magnun
en un lunar oculto que tiene la maja en la nalga derecha
debajo de mis canas
detrás del librero
se posan en el cenicero
                 materia azul
deshaciéndose
               partiéndose
            casi quejido
                     devaneo.

Entonces me rasco el sexo dulce
y danzo introvertido
cascada y vértigo y tambor
Dicen      enmudece !
             calla !
antes que vengan a recoger tus voces
                          espigas
y muerte amiga escogiéndolas
para su nuevo pan oloroso de visceras y coágulos

Dicen     entonces escucho y callo
escondo la lengua
        torpe
                   y tortuga
por mi honda garganta de mamífero
y espesa  y húmeda  y temblor.

Dicen …
Sin embargo interrumpo
equívoco y mordaz
        extraviada
—entonces dos libélulas se cruzan—
extraviada ya no vuelves
y no he salido a buscarte
                  por tu pequeño infierno de rencores
Entonces    una vez    recuerdo
caperucita azul
puñeteándote tu pequeño corazón deniña de cuento.

Edgar E. Ramírez Mella

«Con el número Dos nace la pena.»

Leopoldo Marechal

Ya ves
todo lacera
el corazón que entrego
«Di que me amas. Di: te amo»

Un hombre como yo
libre
  primordial
  deviene torpe
        repercute raro
por este horizonte provincial.

¿Soy yo que me lo invento?
Estabamos         estaban
           sumidos en eltiempo

¿Acaso existe amor,
o es tal vez que vestimos
músicas dispares?

Yo no sé,
nunca he aprendido como amar
pero me surge natural,
             aunque con sustos:
«mi reino por un ´te amo´, sangrándote en la boca»

Nadie sabe que piensa cada cual.
Fortuna es que todavía
camino las calles acechando sus alcobas
y por fin creo, he aprendido a ser sincero.
Ya lo dijo Borges:
«La noche es una fiesta larga y sola»

Perro yo de mis instintos
la celebro:
        Privado festín en llamas.

Edgar E. Ramírez Mella

Sobrevivir en este andurrial tempestuoso,
sobrevivir a todo el global espanto
que deja corto el horror del tercer Reich;
con esta vocación de búho
lascivo sacerdote de la noche,
ser testigo de los humanitarios bombardeos de Bagdad,
Gaza y demás territorios caídos en desgracia
y abandonados del dios capitalista e inhumano
de los civilazados países de Occidente.

Mientras el fuerte aguacero borra la sangre de las calles,
plazas y mercados,
un murmullo de antiguos acetatos
y el licor y los narcóticos de las cuidades desalmadas,
y las exposiciones y espectáculos de seviciales artistas
intentan obnubilar las huellas de la infamia,
desterrar de la memoria toda la actual miseria
y el dolor ,
efímera existencia
donde las calaveras hablan
retóricas torcidas, siniestras y gastadas,
donde las calaveras sonrientes
entonan sus dulces canciones de sirena.

Bajo la voz     ahora          entonces
y con receloso ademán
acudo a mi humilde vicio de palabras
inútiles y párvulas palabras,
acudo en este intento estéril e impotente
con la misma desazón de la troyana visionaria.
Acudo religiosamente a exhibir y a develar el terrible horizonte deestos días.

Edgar E. Ramírez Mella

[Tantas veces me he despedido de la puta poesía, como si fueseyo un Rimbaud
envejecido, pero siempre regresan sobre mi cabeza las palabras,arregladas
en torno a una emoción que se desangra, como polillas locassobre el farol,
me asaltan y caigo en esa punzante tentación, que viola yultraja
dulcemente,las palabras.]

                                   *

Eso que lanzas al viento: palabras, vivas palabras.
Esqueletos menudos entre tus escuálidos brazos,
cubiertos por la macilenta piel del hambre.
Continúa la procesión del sol por estos trópicoscercanos,

la garza real y las iguanas verdeazules de un sueño largamenteanhelado
y postergado por los hombres miserables.
En el diván sicoanalítico se nos muere el cadáver
que alguna vez la humanidad resucitara en Masa.

Eso, eso que lanzas al viento,
cantos dorados que brincan y danzan sobre la plata del lago,
acaban hundidos en el lodo del alma;

la honda que vibra, molino en el aire,
no atina ya contra el Goliat de la desesperanza.
Eso que lanzas al viento: palabras, en carne viva palabras.

Edgar E. Ramírez Mella

«bajo su corazón creció la piedra,
su muerte es un llanto deniño por el páramo.»

Ted Hughes

La muerte, más probable que nunca,
certera aunque velada,
se acerca, gaviota,
onda salada
en la mica y el cuarzo de cuerpos,
que parecieran miembros deseantes,
y en esos ojos enemigos del palmar
como la impronta que agravia los racimos
e impide todo acceso
hacia la luz.

El músculo no acierta la sonrisa,
—falso desvivir—,
que nos roban todos
los que acechan cobardes en la esquina.

Entonces sé:
duerme la verdad,
yace, muy abajo allá
lejos
de tus labios,
y el dolor de esas caricias.

Probable, más que nunca, ¡ah la muerte!
hembra de cieno y pútridas manzanas.

Edgar E. Ramírez Mella

toda,
toda esa sonrisa sobre el agua es mi ciudad dormida,
estupenda y delirante sobre la bruma y debajo de las palmas locas…

algunos dioses han caido hoy en los corazones de sus sencilloshabitantes y
saludan como una infinita danza en los ojos del niño que ayerperdimos en la
esquina de unos labios…

la luna raja el horizonte y esta paz… esta paz que es mucha paz, paramis
huesos, levanta cadáveres solísimos…

ah, doncella ciudad que te peinas en mis olas de caribe,
con tinglares majestuosos, visitantes nocturnos;

…aguardamos aquí otros pulsos de otras ciudades exquisitas,con este
corazón y este sexo repleto de líquidos deseos ysonámbulas sonrisas…,

pensamos desde nuestra plaza tropical en tus orgías…firenzevenecia paris
barcelona sevilla nueva york estambul o hiroshima ¿porqué no? bomba ¡ay!,  
bombay.

acudir, esplendidos viajeros, llegad …acá la mar esta calientey somos tan
alegres hoy bajo todas las estrellas…
acudir a mi ciudad viajeros, tengo un balcón para contaros
todo este dolor y toda la alegría…

mi pequeña ciudad reflejada sobre el agua, sonrisa viva ycaliente,
espejismo de rones y bellaquísimos asombros…, largas, largasprocesiones
de horrores y delicias.

Edgar E. Ramírez Mella

«Nada es bastante real para un fantasma»

Enrique Lihn

Un frío de vértigos por los labios,
un frío sin nombre que recorre mis venas
se aposenta en los ojos,
un gélido aliento ha borrado mi nombre en su risa
y un alud de moradas escarchas ha sellado su boca.

Vestigios de catástrofes y naufragios hoy pueblan las noches.

Quedan las ratas sigilosas deslizándose
por las orillas de la oscuridad, que se rohe
las uñas en este ciclo de muerte, y nervios
quebrados de los marchitos y astillados sueños
desterrados ahora sí del paraiso.

Un árbol de pájaros y corazones que se pudre en eljardín de la memoria.
Un árbol parado al borde de la sombra
con ramas donde cuelgan las doncellas ahorcadas
donde pálidas brisas acarician los órganos líbidos,
vacios hoy de sentimientos.

Ateridos aullidos en las apretadas y desgarradas bocas.

Un golpe de aguas
barrunto de chispas, de pedernales y machetes,
desbordados los cauces negros del río mortuorio
que aniquiló las esperanzas paupérrimas y ya podridas.

(las agónicas nubes de las ciudades deshauciadas
auspician todo esa muerte promisioria del terror y la nada)

Recuerdo entonces los inolvidables aceros de su corazón.
y los dientes rotos contra el muro de las traiciones.

Como un pálido viudo sin vals ni primaveras:
un barco negrero con traficantes crueles
vaciando su carga humana en los acantilados
inhóspitos del dolor.

Todo este horizonte pintado de inmundicia
alimenta los días que nos quedan por morir
en este pais que juega a la traición y a la mentira
del nunca jamás —su eterna cobardía.

Putrefactas médulas sostienen los huesos del miedo.

Y yo sólo soy, nave sin regreso,
un terco peliador en medio de la noche
surcada de relampagos de balas y rabiosas navajas.

Edgar E. Ramírez Mella