… he pasado por el barrio santo o tierra de la calamidad con susportales, sus esquinas
y gentes diferentes; he pasado por donde todo, absolutamente todo, esdiferente,
incluso el aire, o mismamente el cielo, un aire-cielo por el que elvuelo de gorriones y palomas va dejando constancia a cada instante delo que puede suponer vivir quebrados, envenenados, contrahechos, y,
cual tablas viejas y abandonadas, encontrarse hendidos, mancillados yrotos por doquier;
… sí, he pasado por la quebrada de la calamidad, yallí, suspendidos en lo alto, tal que moscas errantes
y agrupadas, me sentí observado por impasibles trozos y trozosde orejas y ojos,
por puses de corazones, por detritus de nadas, por miasmas que hubierancaído y vuelto a ascender
de la tierra para no detenerse jamás por semejantes víasy terrazas, por balconadas repletas
de ajadas y precarias sonrisas; porque, a pesar de todo, por estebarrio, al que nadie nombra porque
el mundo lo tiene como desovadero de malas suertes y nauseabundasleyes, abundan por él, asómbrense
y digo, luces y hasta a veces conatos o verdaderos  incendiosinfectos de sonrisa viva;
… y es que observando bien, lejísimos, los ves venirresistiendo, salvándose y haciéndose
a todo trance y a toda prisa reales e incomprensibles; y, ello, paraque quizá, nosotros, tras cruzar
tierras de asfixia, pedregales y  barrios de molicie comoéste, logremos saber que, bajo la amantísima faz
y nombre de los santos, el insulto, la vida y la tragedia pueden ser,sí, un lujo o un remedo infame,
pero siempre una suerte singular de valor inapreciable;
… díganme, qué les parece.

Orión de Panthoseas

… mientras voy contemplando la irisación del aire y pulso consigilo la levedad,
por mi cuerpo corre una pregunta incierta, y una nube negra y unconcierto gris.
¿ … es que habrán de volver las lágrimas parasaber ?  me digo. Y un silencio
empieza entonces a recogerme a trozos la salud, el desdoro del tiempome recoge
y asimismo el calor, y juntos se dedican a curarme y a ponerme otra vezen pie.
… y cual si fuera un dios inarmonioso que se reconociera asíal amanecer,
se me pone a rugir el alma, sus amasijos ruedan, chocan entre sí
y sin  freno ni medida marchan rodando por el pecho. Tocoéste y me digo con paciencia
que qué estragos lo habitarán, que quéordalías, que qué esperanzas calladas,
que qué  pasiones. Y, sin poder evitarlo, piensotambién en el dolor que llegará
a resumirlo todo.
Entonces, un temblor me sacude y, en ese momento, ya no señalonada
ni discierno nada porque el aire en lo alto sigue igual: con las llamastirando
del cielo para abajo y la eternidad hecha a golpes de espanto y miedo.
Oteo en mi vida y creo descifrar en la sangre una brizna de amor
que, seca y desesperadamente, lucha por mí contra una ira sorda,
contra el golpe helado del corazón.

Orión de Panthoseas

… durante mucho rato, lentamente, anduve por dentro mirándomey preguntándome
qué podrían significar los miedos, los dolores, lasmuertes y vacíos que en mí había;
intenté tocarlos, pero en cada uno de ellos crujió yrechinaron una luz y hora con su sabor
y sombra,  al tiempo que con amor e ira sus imágenes seremovieron y alzaron,
y de entre ponzoñas y fangos, de entre conciencia pura,exhalaron gritos y palabras
de muy difícil replicación aquí;

… fue evidente que por vez primera osé andar conscientementepor tal desván de sangres,
abrumado por el brutal desorden con que uno a uno fui capaz de haberinstituido cada instante
y pulso con que fui;

… he de decir que, tras abrir y ver el corazón, ardientementedeseé algún cariño
y busqué algún beso, algún brillo, alguna dulzuramía que hubiese quedado allí;
    ¡ clemencia, clemencia …, llevo uncorazón reciente ! ¿ es que no lo veis ? recuerdo
    haber clamado tras levantar los brazos sobre el mary la memoria, y frente a todo el fragor de dioses
    cabalgando por la eternidad;

… al final, en total silencio, cual había entrado, salífuera y allí, indiferentes y en tumulto,
verdaderamente irreverentes, Aves del Paraíso venían y mepicoteaban las manos y los hombros
sin piedad; me estremecí, me estremecí asustado ysentí mucho frío.

Orión de Panthoseas