No las vi, si las hubo,
señales que me advirtieran
que el amor tuyo no era
para mí.

Por eso andando seguí
llamada por tu mirada
que el corazón me encendía,
y cuando llegar creí
al anillo de tus brazos,
rompiste todos los lazos
y en el olvido caí.

Morir puede ser, a veces,
el instante en que sabemos
que nunca más volveremos
a encontrar
los ojos que nos amaron,
las voces que nos nombraron
al pasar.

Después se sigue viviendo,
si es que se puede llamar
vivir, a dejarse ir,
no importa cómo ni cuándo,
simplemente desandando
recuerdos hasta partir.

Caminar, para encontrarte,
fue tan sólo caminar.

Pero el regreso —dejarte—
fue comenzar a arrastrar
el paso cual bestia herida
que no entiende que la vida
se le está yendo al andar.

Meira Delmar

I never knew its name

                          It could
have been love, a bit
of happiness, or simp-
ly nothing.

But it lighted up
the day in such a way
that its glow
endures.

It endures.
And it burns.

Meira Delmar
Translated by Nicolás Suescún

De aquel amor que nunca fuera mío
y sin embargo se tomó mi vida,
me queda esta nostalgia repetida
sin fin, cuando sollozo y cuando río.

A veces, desde el fondo del estío,
llega la misma música entreoída
en el tiempo gozoso, la encendida
música que cayera en el vacío.

Y quiere asirla el corazón. Beberla
como un vaso de vino. Retenerla
para creer de nuevo en la dulzura.

Pero se escapa y huye con el viento,
y me deja tan sólo este lamento,
donde esconde su rostro la amargura.

Meira Delmar

Toca mi corazón tu mano pura,
lejano amor cercano todavía,
y se me vuelve más azul el día
en la clara verdad de la hermosura.

Memoria de tu beso, la dulzura
recobra su perdida melodía.
y torna al cielo de la frente mía
el ángel inicial de la ventura.

El viento es otra vez un manso río
de jazmines abiertos. El estío
entreabre su vena rumorosa.

Y el tiempo se detiene desvelado,
a orillas del recuerdo enamorado
que enciende el corazón cuando le roza.

Meira Delmar

It is the first hour.

From the orient
comes the sun.

The moon,
despoiled of the gold
of night,
goes down slowly towards the west
that waits for it under the line
of the horizon.

On the basso continuo
                              of the shore
the waves unravel,
one by one,
the music they bring
                              from as far
as time,
and it’s a tune, and another tune
                              and a thousand more tunes,
rhythmic, repeated,
spilled on the sand.

The seabirds
                              begin
their flights,
some swiftly, others
unhurriedly
they fall on the water, well-aimed,
they rise up, they fly away
until at last the sun´s glare
                              stumps them

Little by little you hear
voices, echoes, a song.

The breeze, gardener,
sprinkles orange blossoms
on the bright blue of the sea.

(January, 2001)

Meira Delmar
Translated by Nicolás Suescún

Este es mi corazón. Mi enamorado
corazón, delirante todavía.
Un ángel en azul de poesía
le tiene para siempre traspasado.

En él, como en un río sosegado,
el cielo es de cristal y melodía.
Y a su dulce comarca llega el día
con un paso de niño iluminado.

Este es mi corazón. La primavera
que inaugura las rosas, vana fuera
sin su espejo de gozo repetido.

Y vano el tiempo del amor, que mueve
las alas de los sueños, y conmueve
la sangre con su canto sostenido.

Meira Delmar

Como ir casi juntos
pero no juntos,
como
caminar paso a paso
y entre los dos un muro
de cristal,
como el viento
del Sur que si se nombra
¡Viento del Sur! parece
que se va con su nombre,
este amor.

Como el río que une
con sus manos de agua
las orillas que aparta
con sus manos de agua,
como el tiempo también,
como la vida,
que nos huyen viviéndonos,
dejándonos
cada vez menos nuestros
y más suyos,
este amor.

Como decir mañana
y estar pensando nunca,
como saber que vamos
hacia ninguna parte
y sin embargo nada
podría detenernos,
como la mansedumbre
del mar, que es el anverso
de ocultas tempestades,
este amor.

                 Este
desesperado amor.

Meira Delmar

Vuelvo a tenerte, amor,
como si nunca
te me hubieras ido.

Tus manos me recorren
el rostro suavemente,
y te oigo la voz en un
                susurro
que me roza el oído.

Vuelvo a tenerte
y pienso en el perfume
que de nuevo me hiere
aunque el jazmín no exista.

Meira Delmar

Estoy, amor, en ti y en el dorado
desvelo de tu clima deleitoso,
con el ardido corazón gozoso
de su vivo tormento enamorado.

Y te nombro mi día iluminado.
Y te digo mi tiempo jubiloso.
Alto mar de hermosura sin reposo
a la cima del sueño levantado.

Estoy, amor, en ti. Bajo tu cielo
lejanamente mío, crece el duelo
y crece la sonrisa, dulcemente.

Y el canto va subiendo, sostenido
por tu mano, azahar desvanecido,
a la orilla del alba transparente.

Meira Delmar

Por ti la mariposa en el liviano
paisaje de la brisa detenida.
Y en cada mariposa, repetida,
la danza de colores del verano.

El cielo más azul y más cercano;
más alta la canción y más ardida
la frente de la rosa sostenida
en la palma dorada de tu mano.

Ordenas el azahar, la luz, el vuelo
de la alondra en el alba, y el desvelo
de los ángeles niños del rocío.

El tiempo te rodea, dulcemente.
Y pasas sin pasar, extrañamente,
lo mismo que la música de un río.

Meira Delmar