Id por camino estrecho que lleva a puerta angosta
—ésa que sólo niños atravesar consiguen,
perfumada de nardos donde un ángel se aposta—
y no al portal mayor que los grandes persiguen.

En haciéndoos pequeños ya seréis inocentes,
que para tales es el reino de los cielos;
así oiréis la palabra que a sabios y prudentes
Dios oculta y revela sólo a los pequeñuelos.

Porque el reino celeste es de las almas puras:
los humildes y pobres, simples de corazón.
Sed como ellos y así —con candor de criaturas—

traspasaréis seguros la reducida puerta
que a los mansos espíritus estará siempre abierta,
camino de la vida, suprema bendición.

Mateo 7, 13,14; 19, 14,15.

Tan sólo cinco panes, tenemos, y dos peces
—exclaman los discípulos mientras Jesús observa—,
son cinco mil las gentes, hasta más que otras veces.
—No importa, que se sienten allí, sobre la hierba;

y ya panes y peces multiplica su arte.
Y son peces y panes lo que se distribuye
para que cada uno saboree su parte,
que el refrigerio al fin en saciedad concluye.

Después que se recogen con prontitud los restos,
en verdad, esparcidos, no parecían tanto;
llenos hasta los bordes se colman doce cestos
y al obrar diligentes al Maestro recuerdan,
que cauto les ha dicho, previsor entretanto:
—Recoged los pedazos, cuidad que no se pierdan,
el pan de Dios por siempre será alimento santo.

Juan 6, 6-15.

A bautizarse acuden las gentes al Jordán.
Preguntaban algunos: —¿Y qué haremos nosotros?
—Quien tiene dos vestidos, respondíales Juan,
dé uno al que no tenga. Y preguntaban otros

(esta vez publicanos): —Y nosotros ¿qué haremos?
—No exigir más, decíales, de lo que está ordenado.
—Y a nosotros, Maestro, dinos cómo obraremos—
en nombre de los suyos, le requería un soldado.

—No hagáis nunca extorsiones, contentaos con el sueldo.
Yo os bautizo con agua; mas Otro ha de venir,
que ya está entre vosotros aunque no Lo hayáis visto,
que con fuego bautiza. El usará del bieldo
para limpiar la era de acuerdo a lo previsto:
el trigo irá al granero, la paja a consumir.

Lucas 3, 10-14, 16,17.
Mateo 3, 11.
Juan 1, 26.