La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,

¡amantes! no toquéis si queréis vida:
porque entre un labio y otro colorado
Amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.

No os engañen las rosas que al Aurora
diréis que aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno.

Manzanas son de Tántalo y no rosas,
que después huyen dél que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.

Today from the Aurora´s bosom
A pink has fallen — a crimson blossom;
And oh, how glorious rests the hay
On which the fallen blossom lay!

When silence gently had unfurled
Her mantle over all below,
And crowned with witner´s frost and snow,
Night swayed the sceptre of the world,
Amid the gloom descending slow,
Upon the monarch´s frozen bosom
A pink has fallen, — a crimson blossom.

The only flower the Virgin bore
(Aurora fair) within her breast,
She gave to earth, yet still possessed
Her virgin blossom as before;
That hay that colored drop caressed,—
Received upon its faithful bosom
That single flower, — a crimson blossom.

The manger, unto which ´twas given,
Even amid wintry snows and cold,
Within its fostering arms to fold
The blushing flower that fell from heaven,
Was a canopy of gold,—
A downy couch, — where on its bosom
That flower had fallen, — that crimson blossom

Luis de Góngora y Argote, 1621
Translated by H.W. Longfellow

Por tu vida, Lopillo, que me borres
Las diez y nueve torres del escudo,
Porque, aunque todas son de viento, dudo
Que tengas viento para tantas torres.

¡Válgame los de Arcadia! ¿No te corres
Armar de un pavés noble a un pastor rudo?
¡Oh tronco de Micol, Nabal barbudo!
¡Oh brazos Leganeses y Vinorres!

No le dejéis en el blasón almena.
Vuelva a su oficio, y al rocín alado
En el teatro sáquenle los reznos.

No fabrique más torres sobre arena,
Si no es que ya, segunda vez casado,
Nos quiere hacer torres los torreznos.

Luis de Góngora y Argote, 1598

Volvió al mar Alción, volvió a las redes
De cáñamo, excusando las de hierro;
Con su barquilla redimió el destierro,
Que era desvío y parecía mercedes.

Redujo el pie engañado a las paredes
De su alquería, y al fragoso cerro
Que ya con el venablo y con el perro
Pisa Lesbín, segundo Gaminedes:

Gallardo hijo suyo, que los remos
Menospreciando con su bella hermana,
La montería siguen importuna,

Donde la Ninfa es Febo y es Diana,
Que en sus ojos del Sol los rayos vemos,
Y en su arco los cuernos de la Luna.

Luis de Góngora y Argote, 1607

En vez, Señora, del cristal luciente,
Licores nabateos espirante,
Los faroles, ya luces de Levante,
Las banderas, ya sombras de Occidente.

Las fuerzas litorales, que a la frente
Eran de África gémino diamante,
Tanto disimulado al fin turbante
Con generosidad expulsó ardiente,

Votos de España son, que hoy os consagra
Sufragios de Filipo: a cuya vida
Aun los siglos del Fénix sean segundos.

Fiebre, pues, tantas veces repetida
Perdone al que es católica bisagra,
Para más gloria vuestra, de ambos mundos.

Luis de Góngora y Argote, 1619

El Conde mi señor se fue a Cherela,
Lio el volumen y picó el bagaje,
Segovianos de a ocho, buen viaje,
Que no os pienso ver más en mi escarcela.

En lebrel convertidos, o en lebrela,
Os llevará de la traílla un paje,
Que en este ya canicular linaje
Gasta lo que a presbíteros repela.

Perros vivos al hombre, perros muertos
Concede a la mujer Su Señoría;
Bobo he sido en prestarle mi dinero.

Bien que si los refranes salen ciertos,
Cuanto más bobo he sido, más espero
Se me aparecerá Sancta María.

Luis de Góngora y Argote, 1621

    (atribuido)

De mi sastre en el hurtar
la mano es tan singular,
que si cae la tela en ella
cuando la empieza a doblar,
ya puedo doblar por ella.

Y cuando pasa a trazar
la tela ya referida,
no hay como verle sacar
la medida para hurtar,
cuando él hurta sin medida.

Luis de Góngora y Argote

El Conde mi señor se fue a Napoles;
El Duque mi señor se fue a Francía:
Príncipes, buen viaje, que este día
Pesadumbre daré a unos caracoles.

Como sobran tan doctos españoles,
A ninguno ofrecí la Musa mía;
A un pobre albergue sí, de Andalucía,
Que ha resistido a grandes, digo soles.

Con pocos libros libres (libres digo
De expurgaciones) paso y me paseo,
Ya que el tiempo me pasa como higo.

No espero en mi verdad lo que no creo:
Espero en mi conciencia lo que sigo:
Mi salvación, que es lo que más deseo.

Luis de Góngora y Argote, 1610