Lentamente alcé la vista
hasta que,nerviosa y asustada
alcanzó a cruzarse con la suya
mi inocente e ingenua mirada.

Sentí su suave respirar
y una tirna caricia
que me roza el pelo y que,
no sé cómo,me tranquiliza.

Poco a poco sus labios
se acercaron a los míos,
y tras un dulce beso
sentí un escalofrío.

Botón a botón me quitó la blusa,
yo me dejé llevar por el momento,
pero no estaba segura
de estar haciendo lo correcto.

Casi sin darse cuenta
y bajo ese parecer
aquella hermosa niña
pasaba a ser mujer.

Lorena Santervás