He colgado a mis víctimas de un árbol,
las he desollado.

Las he partido en cuartos,
del tronco he extraído las vísceras azules.

He preparado el festín sobre la hierba,
salvajemente he comido carne humana.

He sacado los tendones más robustos
para cuerda de arco, para punta de flecha
los huesos más potentes he afilado.

Para que se cumpla la ley que me obsesiona
y cada hombre tenga parte
en la muerte del prójimo.

Guillermo Pilía