Cuando salgo a la calle
me fijo en el volante de los taxis,
lugar muy cuidado,
en la espalda de los que vestían de naranja
lugar observado,
me fijo en los sitios concurridos
por palomas, sobre todo en El Bahía,
para que no me defequen encima,
me fijo en lo atareado de Costa Sol,
con su abeto, único tranquilo a esas horas,
lo imagino como director de orquesta
pendiente de que todo salga bien,
en el ciego del Bar Paco, con su camiseta de ska-p,
que ahora ha pillado un quiosco
a veces corro, evitando el uno contra uno
de un renault cualquiera.

Cuando salgo a la calle hago todo eso
para evitar acordarme de tu ser
y volver a caer en mi profunda pena.

Felipe Evaristo Gómez Pescador

Ayer no me miraste,
intentando taponar la sangre
que brota de tu herida,
creyendo que te curabas mejor sola.
Yo, así, no puedo, necesito de tu cura,
fíjate hasta que punto te necesito
que mi sangre se esconde
cuando intenta curarme otra.

Felipe Evaristo Gómez Pescador

Sueños y costas manchadas de negro,
de negro luto, de negro sentir,
que convive con desesperanzas,
desilusión, otra vez más,
todo esto implica cansancio,
mentiras, momentos asqueados,
todo hace pensar otra vez en maletas,
en otros lugares, en prosperidad,
en la huida a un sitio,
que por creer mejor,
creemos también que nos bien tratará,
sin ser así, el futuro esta aquí,
y los escriben las gentes,
de vosotros dependen los cambios,
una Galicia de provecho, sin penas, sin maletas…
No pretende esto ser un reproche sino un aliento,
para que se deshagan las maletas,
para que nunca más tenga que haber héroes vencidos,
ni canallas vencedores.

Felipe Evaristo Gómez Pescador

Y si os contará
que un hombre habla con las manos
palabras más lindas que las del habla.

Y si os contara que sus arpegios
son de otro mundo, que sus acordes
flamencos interpretan lo que digo,
que mi corazón al oírle se acompasa
con su soleá, seguidilla, bulerías, tangos
y otras lenguas que domina,
este ser de doble boca, buscador
de piropos en otro idioma,
me enriquece y me da vida,
me enloquece y me subleva
y que cada día más me muestra lo que soy,
me enseña lo que con palabras nunca se podrá decir.

Felipe Evaristo Gómez Pescador