Un amar, un amor, un gran amor.
Una vida, mil latidos sin resplandor.
Unos ojos, sólo dos, pero llenos de dolor.
Una frente, digna frente al beso del redentor.
Un corazón, tranparente, lleno de valor.
Unas manos, sus caricias, no soy merecedor.
Un cabello, cubre el cuello, conserva su olor.
Unos pechos, dulces pechos, dulce calor.
Una mejilla, pon la otra, revés destructor.
Un recuerdo, la memoria, no existe borrador.
Un alma, una esencia, bienaventurado furor.
Unos dedos, no me tocan, calvario desgarrador.
Una boca, su perfume, souvenir cegador.
Un cielo, tu mismo cielo, Edén libertador.
Un desprecio, c’est la vie, desengaño asolador.
Unas piernas, corren lejos, se escapan del traidor.
Un ingrato, villano insidioso, poema seductor.
Una alborada, beso de Judas, cantar desolador.
Una elegía, plañido, alarido, justo clamor.
Un paño de lágrimas, ya seco, llanto consolador.
Una esperanza, remota fe, artefacto extintor.
Un perdón, no un olvido, desdén y desamor.

Ernesto Borge

Una galaxia sin una estrella,
un sol opaco ilumina Marbella,
una amarga, muy amarga grosella,
así es mi vida si no estoy con ella.

El mar se derrama hacia el infinito,
amar se convierte en algo maldito,
soñar es ahora un gran delito,
de vida y de muerte en un mismo rito.

Agrestes los valles del Amazonas,
todos los bosques sin flores ni aromas,
ya los castillos no ven los fantomas,
y ya los payasos no saben de bromas.

Se tornan amarillos los campos de verdor,
los ríos se evaporan y mueren de calor
las cigarras y los grillos y el pájaro cantor,
y con ello así mi vida si no tengo yo su amor.

Ernesto Borge

Si he tratado de amarte, ha sido mío
el error de quererte aquí por siempre.
Si he tratado de adorarte, mea culpa!
no se debe idolatrar a un ser inerte.

Si el amor que yo viví fue desengaño,
ya no finjas más, que aunque valiente,
mi corazón está sufriendo la estocada
de tu faena, lo heriste de muerte.

Mas muere el corazón y el amor queda
si bien maltrecho, ofendido y mutilado,
con una llama de esperanza aún ardiente.

Habrá tiempo para más pasión ingenua…
de una dama el afecto habré ganado
y caminaré en el vergel eternamente.

Ernesto Borge

Es que en el amor yo soy marinero
y en cada puerto dejo un nuevo amor.
Lo digo francamente, te soy muy sincero,
te lo confieso sin ningún pudor.

Debo prevenirte que no has de enamorarte
porque el barco zarpa y no se va sin mí.
Debes entender, navegar es todo un arte,
es mi vi vida, mi sueño, mi esperanza, soy así.

Una vez por una de esas cosas raras de la vida,
mi corazón en tierra firme a una mujer perteneció.
Le confié a ella todo, aun mi alma y mis heridas…
sin pensarlo, a manos llenas, todo me robó.

Volví entonces al barco a olvidar la ingrata aquélla
y ese mismo día a toda vela navegué.
Más de dos mil leguas borrando toda huella,
prometí nunca más verla en ninguna otra mujer.

Ernesto Borge

Dice el viejo dicho palabras muy ciertas:
«Detrás de todo gran hombre
siempre hay una gran mujer»
Es una frase que la lógica despierta…
He de ser un gran hombre
pues tú eres una gran mujer.

Ernesto Borge

En mis largas noches depresivas
veo sin cesar tu cuerpo a mi lado
torciéndose en deliciosa caricia
y amando mis restos frustrados.

Traigo hacia mí la almohada
y la aprieto contra mi pecho,
quedando así cabecera y lecho
con un alma disgregada.

Está vacía mi cama…
está vacante tu espacio.
A mi derecha tú faltas,
¿Recuerdas? ¡Es tu costado!

Pero una sombra de ti aún queda,
sé que tú también duermes sola.
Veinte años es larga vereda…
ya son veinte que arrastra la ola.

Y aunque níveo mi pelo se torne
porque tú también me amas
seguirás durmiendo conmigo…

Te veré llegar, y aunque torpe
te acostarás en mi hamaca
y habrá acabado el castigo.

Ernesto Borge

Habré de volar de madrugada
cuando en sueño azul mi mente flote,
y tendré reposo cuando brote
un ribete de perdón en tu mirada.

Pues es la vida dura y despiadada:
Desprecia al poeta como al torpe
y evidencia marcas con su azote
intenso en la pupila desgarrada.

Aunque oponga valeroso resistencia
hasta extinguir mis municiones,
sé que perderé al fin la batalla.

No quedará cargo en tu conciencia,
barrerás con todos mis millones…
¡Dicen que la casa siempre gana!

Ernesto Borge

Fuimos una sola alma
cuando tu vientre travieso
rebozó mis sentidos
con mi palmo en tu espalda.

Y fuimos un sólo ser
al ver nuestros cuerpos
en un beso divino
hasta el amanecer.

Aquella noche sublime
entre brumas frescas,
fue tu risa mi risa
y mía tu inocencia…

Y fue mío el laúd
que robara las notas
y gemidos gloriosos
de tu boca de tul.

Y hoy es mía tu vida…
yo soy tuyo mi amor;
lo juramos al cielo:
¡Hasta el ataúd!

Ernesto Borge

Anoche tuve el mismo mal sueño:
Tú de blanco, yo de negro, amor te juraba…
Copioso el sudor en mi frente,
desperté y allí no estabas.

¡Sal de mis sueños, por lo más sagrado,
deja de aparecer en mis noches tranquilas!
¡Sal de mis sueños, hoy mismo,
y entra por siempre en mi vida!

Ernesto Borge

Serás de otro… sí, de otro.
Eres bella, te sabes bella.
En mi mente quedará tu rostro
para siempre, como una estrella.

Serás de otro… sí, de otro hombre.
Le darás tu aliento, tu fe ligera.
Quizás entonces no me asombre…
Tal vez ya no me duela.

Serás de otro… sí, por supuesto.
No naciste para vestir santos.
No serás mía, cuánto lo lamento…

Serás de otro… yo ya no vuelvo.
A partir de hoy se rompe el encanto.
Serás de otro… sí, lo acepto.

Ernesto Borge