Aire tibio
cándido olor a diciembre

Juega el viento
renombrando épocas

susurrando tu nombre
Siempre fugitivo…

Diego Martín Badillo

Nacen en claustros sombríos
Indefensos y desnudos

Rozan los aires fugitivos
Confusos, Deformes

Se arropan a la luz de la divina estepa
Procrean sueños…
Son frágiles burbujas de ilusión.

Cruzan los mares, las riberas
Mecen cielos infinitos.

Viajan indiferentes, orgullosos
De su aparente y fantástica existencia.

Entran en las áreas dominantes
de la perfidia, la desilusión
Yerran, se desasen

Y antes de morir perdidos en la multitud
pugnan por volver a ocultarse en las sombras
El cálido Hospedaje de mi corazón.

Diego Martín Badillo

Remansa corazón
dale hoy asueto a tus fantasmas
Llora cuando quieras
por quien quieras
Es mejor
Saciar tus penas que guardarlas.

Sabes corazón
es tu engaño mi condena
es tu llanto mi desgracia

Engendra en el dolor
Tu esperanza
Divide las aguas de la ausencia
Sin hundirte en su pesar.
 
Y existe corazón en tu poesía
Y danza en el brillo, en la huella.
No le añadas más dolor a tu dolor
Hecho has sido corazón
de lentejuelas
En este duelo de ambición.

Diego Martín Badillo

Playa como el azúcar
Espléndido celaje
Sol naciente cuya esfera amanece…
Horizonte inexplorado
cendal de luz
Enamorado azul
Desconocida esencia
fuente de roció inagotable

Frágil estela
Tul flotante
Suave brisa de anuente sentir
Delicada tela zurcida en amapolas
Elevados, tupidos jardines

Paisaje de mujer
aroma cuyo suspiro anhelante
Me lleva a imaginar
Caminos en tu piel.

Diego Martín Badillo

Quiebra los espejos de la ausencia
Colmada de perfumes y azahares.

Vuelve a aparecer
Tu imagen

Flotando como lirio
Sobre ánforas salvajes.

Diego Martín Badillo