En un carro triunfal hecho de auroras, 
y envueltas en flotantes muselinas, 
con impudor de audacias femeninas 
han llegado las nuevas doce horas. 
El viejo de las frígidas doloras, 
lloradas en letales sonatinas, 
va huyendo, incorruptible en sus neblinas, 
de las doce muchachas pecadoras. 
¡Una orgía de luz! ¡Hoy se ha llenado 
de músicas el nido fecundado! 
Y el cantor de selváticos poemas, 
heraldo de los sueños germinales 
anuncia en sus pregones orquestales 
¡El reventar glorioso de las yemas!
|  Evaristo Carriego |